02 mayo 2006

Migración

Dice León Gieco en una de sus canciones más famosas (y lindas, por cierto): "Desahuciado está el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente". Esto es verdad, porque en nuestro mundo la migración es un fenómeno muy extendido. Nuestros hermanos deben abandonar lo que aman porque prefieren sacrificar el dolor por un poco de dinero y una "mejor" situación.

Desde la antigua historia, la migración ha sido un fenómeno propio de la raza humana, sin embargo hoy más que nunca se ha recrudecido. La vasta diferencia entre el tercer y el primer mundo (por cierto, ¿dónde está el segundo?) crea una vana esperanza: si vives en el "gabacho" te va a ir mejor, vas a ganar más dinero y eso redunda en la mayor calidad de vida para tu familia. Pero, ¿lo merece?

Hace poco veía un programa en Edusat, y varias personas daban sus testimonios. El que más me conmovió fue el de una madre joven, colombiana, contaba lo duro que ha sido separarse de su hija, que ella (la niña) tiene ahora una mejor situación económica en su país, pero que le reclama no estar en España con ella (la mamá) Cuantas familias rotas no hay por causa de la migración. Y no sólo porque unos vivan en un sitio mientras el resto debe permanecer en el país de origen; también me refiero a las tantas vícitmas que han sido un intento vano por llegar al "otro lado".

México debe su economía en gran parte a las "remesas" de dinero que llegan desde el extranjero. ¡Qué patético!, ahora resulta que tenemos que estar a expensas de lo que nuestros hermanos, cansados y hartos de la situación actual, (o simplemente ilusionados con ganar dólares) nos manden. Es indignante que nuestro gobierno no sea capaz de garantizarles un mejor status al menos. Ya que no pueden hacer que se queden en el país, al menos habría que hacer más fácil su estadía en el vecino país del norte.

Todo esto por el tema que nos invadió toda esta semana. Porque no puedo dejar que mi voz no se levante. Más allá de las manifestaciones y los bloqueos, más allá de las vanas palabras de presidentes, ministros y secretarios, más allá de la opinión de periodistas, analistas, críticos, etc. Más allá de todo esto está la voz que reclama desde Estados Unidos: AMÉRICA PARA LOS AMERICANOS, DÉJENNOS TRABAJAR EN PAZ... NO SOMOS CRIMINALES.

O como diría la buena Mercedes Sosa: "Hermano, dame la mano". Tú, ¿cómo ves?

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