12 enero 2016

El amante hablador

Un amante estuvo durante meses pretendiendo a su amada sin éxito sufriendo el otro padecimiento de verse rechazado. Al fin su amada accedió: «Acude a tal lugar a tal hora», le dijo. 
Y allí, a la hora fijada, al fin se encontró el amante junto a su amada. Entones metió la mano en su bolso y sacó un fajo de cartas de amor que había escrito durante los últimos meses. Eran cartas apasionadas en las que expresaba su dolor y su ardiente deseo de experimentar los deleites del amor y la unión con ella. Y se puso a leérselas a su amada. Pasaron las horas y él seguía leyendo. 
Por fin dijo la mujer: «¡¿Qué clase de estúpido eres?! Todas esas cartas hablan de mí y del deseo que tienes de mí. Pues bien, ahora me tienes junto a ti y no haces más que leer tus estúpidas cartas».


23 agosto 2015

Daniel Rabinovich

Daniel Rabinovich fue el primero de ellos que escuché. Me lo presentó Pablo Bayas, una tarde noche cuando el estrés se iba acumulando en nuestras espaldas y la risa que me regaló consiguió maravillas. Después de escuchar el monólogo en que despepita lo que puede con lo que lee, descubrí que era capaz de una serie aún mayor de actos, números, chascarrillos, canciones y gestos, capaces de arrebatar al menos una sonrisa al más recatado observador. Me quedo con las ganas de verle, por supuesto, en vivo. Pero todo cuanto he visto, desde sus inicios hasta hace poco, a los 71, me lleva a sentirme agradecido. ¡Que viva Les Luthiers! ¡Dios te bendiga, Daniel!