29 mayo 2011

De profundis... uno más

Querido Padre Balta:

Después de mucho tiempo de no escribir ni dar señales de vida, de lo que no me siento muy orgulloso, te pongo estas líneas esperando que no sean inoportunas ni muy largas. Pero sobre todo, espero que te encuentren en la paz del buen Dios.

Primero, deja que te cuente un poco lo que ha sido de mí en estos años. Entré a estudiar una carrera al volver a Oaxaca. Terminé como licenciado en lenguas extranjeras, aunque mi título sigue en proceso por problemas administrativos. El último año de mi carrera lo estudié en Michigan, EE.UU. y ese año fue uno de los más felices y provechosos de mi vida. (Casi tan bueno como el noviciado)

He estado trabajando como maestro de inglés en una escuela mediana al norte de la ciudad. Sigo viviendo en Oaxaca, con mi hermana –a quien viste en la ordenación de Roly– mi sobrina y mi madre. Hasta hace unos seis meses estuve a cargo de la coordinación académica de la escuela.

Aunque me desconecté de la parroquia de Consolación, llegué a pertenecer a un pequeño coro en la iglesia de San José. El coro lo fundaron unos amigos de la preparatoria. Estuve tentado a volver a FEF, pero nunca encontré el tiempo para hacerlo.

Hasta diciembre del año pasado las cosas iban estables y mi pequeño proyecto de vida era enormemente bendecido por el buen Dios. Como mi hermana llegó a vivir con nosotros en junio del año pasado, mi madre nos dijo que le gustaría asistir a misa con sus dos hijos. Volvimos –volví– a la capilla de Trinidad de las Huertas y los padres Javier y Marco estaban a cargo.

Creo que no había querido ir ahí porque me apenaba de cierta forma el haberme salido del seminario. Aunque estaba muy convencido de que no había sido mi vocación, de cualquier modo me sentía algo incómodo. Pero ahora volvía con mi familia y quería celebrarlo.

Poco a poco –en mi interior– las preguntas fueron volviendo y se fueron haciendo un poco más incómodas. Hasta que una mañana , el padre Marco Antonio hizo en voz alta lo que yo, en voz baja, me había preguntado. Supongo que es una pregunta natural en quienes hemos dejado el seminario. La respuesta que mi corazón dio fue lo que me sí me asombró. Le dije al padre que en verdad nunca había descartado la posibilidad de volver, de ser "cura", de vivir el sueño que yo mismo trunqué alguna vez. Pero esa tarde, al revisar mi respuesta, me di cuenta de lo cambiado que estaba luego de diez años. Tenía muchos más miedos. Tengo más miedo y confusión que cuando tenía 17. Entré al seminario muy determinado. Hoy no me siento seguro de la tierra que piso. Aunque estoy bien con lo que tengo, aún queda la curiosidad. Pero a últimas fechas es algo más, o parece algo más, no sé.

Esta vez no quiero apresurarme. Hoy le tengo más respeto a la palabra VOCACIÓN. No sé si la tengo y algo me dice que no podré saberlo yo solo. Así que, ¿Qué puedo hacer? No siento una confusión asfixiante (gracias a Dios) Es más bien un vaivén, una astilla, algo que a veces está muy presente y otras sólo es una sombra ligera...

:D Me habría encantado poder decirte esto en persona, cuando la ordenación (o votos?) de Roly; pero las circunstancias evitaron que nos viéramos ese día. Lo siento.

Bueno... dije que esto no debería ser largo, y ya me alargué mucho. Espero que estés bien y que el Capítulo haya ido fenomenal.

Un abrazo fraterno.

Otilio Herrera

08 mayo 2011

NOTA breve

Desde la casa de Óscar, ya mudado y toda la cosa... escribo necesariamente porque es un lugar muy simpático. Los mosquitos parecen ser la peor pesadilla de cualquiera de los pocos vecinos que ya se han instalado. Sin embargo, la piscina que tiene frente a su casa es un pequeño oasis para los acalorados vecinos y su fuente de entretenimiento. Estamos lejos de algunas comodidades, pero creo que con los meses habrán cambios e irá mejorando. Además, entre más gente viva por aquí, tendrán más servicios y comodidades. La zona irá creciendo. Por lo pronto, mi hermanito se ha vuelto un conquistador, un explorador de la vida de soltero. 

05 mayo 2011

Mayo

Siempre me ha gustado este mes. En parte porque mi cumpleaños es en el vigésimo tercer día del mes; el día del maestro es el décimo quinto. Mayo es el quinto mes del año, cinco parece ser mi número favorito después de todo. Además, es un mes que tiene elementos de dos estaciones. Anuncia el verano, aunque el calor de la primavera nos inunda muchas veces. Últimamente hemos tenido más calor que frescura en nuestros mayos en Oaxaca. (Supongo que eso del cambio climático alterará mi idea de mayo para siempre) Espero que este mayo esté lleno de historias buenas, de experiencias emocionantes…

Por lo pronto, mayo empezó con un ataque relámpago de los norteamericanos a un pequeño pueblo en Paquistán y la muerte de uno de los hombres más buscados en el mundo–si no el más– Los Estados Unidos parecen dejar en claro que su determinación –o la obstinación de sus muy comprometidos líderes– no tiene límites ni descanso. El monstruo que ellos crearon y se volvió contra su generador está muerto. Dos disparos bastan para acabar con la vida de un hombre pero, ¿acabarán con la idea? ¿Estamos más seguros? Yo no me siento particularmente aliviado, ni creo que se haya hecho justicia. La ejecución suena más a venganza, acto desesperado por poner a la gente del lado del gobierno. No sé, creo que estudiar un poco de historia te vuelve ligeramente paranoico respecto a las verdaderas intenciones de los líderes

En algo más doméstico, los albañiles están coronando cadenas en esta semana. Eso significa que la hora de poner un techo sobre los tres pequeños espacios que se han estado construyendo en estos meses se aproxima. Me emociona el hecho de que la casa crezca. Más porque será mi espacio y la vida será distinta. Podré ponerlo como yo quiero; tal vez fundiré lo que he aprendido en toda mi vida sobre una casa, una habitación, un baño, etc. Ja, ja, ja... me percibo como un pequeño con juguete nuevo. Ya veremos como va funcionando todo esto. Espero que para mi cumpleaños ya esté el techo. Con los acabados y lo demás, supongo que tardaremos un mes más. Para junio espero tener el techo sobre mi cabeza. 

Hoy es cinco de mayo, me dieron el día y estoy oyendo este programa de radio y escribiendo esta entrada. Una taza de café adereza la historia. Mi vida parece tranquila. La tormenta va por dentro. Yo sigo tratando de saber qué quiere de mí. Hoy –por lo pronto– todo va con calma. Cada día tiene su afán y una cosa a la vez me han sacado adelante. 

Y a vos, ¿qué te afana, querido lector?

Por cierto, haz clic en los enlaces :D