31 octubre 2010

Varias cosas

El día de muertos se nos llega antes de lo pensado...

Mi gente en Oaxaca aún es pequeña y peregrina. Cada mañana que salgo al trabajo observo a los transeúntes y a los que suben y bajan del camión... los gestos de generosidad que -aunque pocos- se sienten como un aire fresco, como la visión del cerro de San Felipe cargado de nubes en la punta. 

Hace unos días estaba en el camión, dormitando alerta (!) y miré a una señora con su hija de unos cinco años. Subieron. La mujer cargaba su bolso, una mochila, dos rollos de cartulinas y hacía peripecias para sacar el dinero del pasaje. Un hombre se levantó y le dijo a la niña que se sentara, sacó una moneda de su bolsillo y pagó el pasaje. La señora, sorprendida, lo miró sin saber ni qué hacer ni qué decir. El hombre sonrió y le dijo, "siéntense, por favor." A veces la vida nos regala actos de bondad. 

Ser amables no cuesta nada. A final de cuentas hacemos nuestra vida más larga y contribuimos al buen karma. Lo que das, vuelve en cantidades infinitas. A veces no parece que llegará el día en que todo sea recompensado, pero sabemos que de algún modo –casi siempre inesperado– tendremos un momento de satisfacción.

Como maestro, esos momentos vienen de formas variadas y alegres. Hoy, por ejemplo, mis alumnos del grupo de inglés 3 tomaron un examen. Ellos a veces se tardan alrededor de 50 minutos. Hoy la última alumna se fue 45 minutos después de empezar el examen. Vi como lo contestaron con relativa facilidad. Me dio gusto saber que ahora saben algo que no sabían, que utilizaban las fórmulas y consejos que les había dado... La vida nos sonríe así. Por eso me gusta ser maestro: hay algo que se queda, algo que uno pone a cambio de lo mucho que recibe.

En mi trabajo habrán cambios. La crisis económica nos alcanzó por un cálculo mal hecho por parte de los directores y nos perjudicará a muchos. Sigo siendo coordinador, pero ahora me necesitan más en una posición de maestro a tiempo completo. No pueden pagar mi sueldo y me ofrecieron dar clases para que el sueldo no baje tanto. Además, las horas que pase en la coordinación se me pagarán como horas clase. No me duele... al contrario. Ser maestro es parte de mi esencia. 

Dios dirá. Por lo pronto me traje los libros para estudiarlos en el fin de semana. Haré la planeación de la mitad del semestre de un inglés 1, un inglés 5 y un inglés 4. Así que daré desde inglés 1 hasta el 5 :) Me gusta. Es un reto interesante porque las actividades de la coordinación siguen a mi cargo. A ver como funciona este experimento para la Academia.

Así, llegamos a muertos. Después de un octubre intenso, rápido... Volvemos a las fuentes y tal vez vaya a la tumba de mi padre, como un acto de homenaje, como un reconocerlo como la presente ausencia en esta mi vida. ¡Cómo quisiera su consejo en medio de toda esta vorágine de contradicciones y deseos al borde del abismo!

Tal vez también necesito alguien en donde reposar el corazón... mas ¿quién?

05 octubre 2010

Gustos musicales

Es curioso cómo se establecieron mis gustos musicales. Ahora que lo pienso, mucha de la música que me gusta la he descubierto por mera casualidad. Es más, me atrevo a decir que ha sido la música quien me ha encontrado. (Sí, "quien")

Mi gusto musical es variado. Cuando niño crecí oyendo a Pedro, Javier, Jorge, Julio... mis padres y sus boleros también contribuyeron. Eran los ochenta, así que mi hermana atesoraba sus "discos" (grandes ruedas negras con miles de rayitas) de Timbiriche, Mecano, Franco de Vita y otros muchos artistas... A fin de cuentas, esa música me gusta porque me trae buenos recuerdos. Se puede decir que tuve una infancia plena. 

En la secundaria escuché a los maestros de Liverpool. Ya sabes la historia, querido lector. Creo que jamás me he separado de ellos, no sólo porque su música es muy bella, sino porque ahora puedo entender mejor lo que dicen (o dejan de decir) sus canciones.

La prepa me abrió los oídos a la trova. En los salones de mi escuela era común la guitarra, los amigos, las canciones románticas para fulanita de menganito. Las rondallas, los rockandrolleros y otras tribus se juntaban -siempre- alrededor de una guitarra. Mi juventud se estremeció con los acordes de Silvio, Fernando, Alejandro, Luis Eduardo, León, Violeta, Chabuca, Mercedes, Fito, Pablo...

Cada vez que cierro los ojos mientras escucho trova, me viene a la mente un rostro, una luna y una senda que quedó por recorrer.

Luego, mientras estudiaba en el seminario, la música celta me asaltó un día de tianguis. Me arrebató con su armonía, sus voces, la quietud y la viveza de su espíritu en un delicado equilibrio. (Balance que me hacía tanta falta en aquellos momentos) Inundado de incienso, mi habitación se alegraba con los nostálgicos sonidos de la isla esmeralda.

Sí... mis gustos son diversos, pero tienen una constante. Me gusta la música que me haga sentir algo bello. De ahí que desde pequeño me encante el barroco, la música clásica en general, sin ser un experto. (ni pretenderlo)

Datos curiosos: 
No escuché música en la elaboración de este texto. Razón: estoy en el trabajo. Ja, ja, ja.
No me percaté, pero éste es el "post" 400. Avatares Cotidianos invita la cena. 
Me faltó mencionar a los monitos del Pop que también me gustan de vez en cuando.