14 marzo 2006

Transfiguraciones

El domingo pasado, como bien sabes, asistí a tres misas. Yo pensé que para la tercera no tendría ni ganas, ni cabeza; sin embargo, fue en la última celebración donde me sentí más a gusto. Así que, las cosas no son como pensamos muchas veces.


Y tú dirás: ¿por qué le gustó? Muy simple, el padrecito dijo en la homilía algo que me gustó. El evangelio narra la transfiguración del Señor en el monte Tabor. En un momento del último año de ministerio, el Maestro le habló claro a los discípulos y les hizo ver que la única forma de llegar a su gloria era padecer y morir. Los muchachos se sintieron confundidos, porque sólo habían visto lo "bonito" de Jesús, el que curaba, el que resucitaba muertos, el que hablaba al corazón de los hombres. Ahora el panorama se alteraba tremendamente, porque la visión triunfal de Jesús se derrumbaba. Sabiendo esto, el Maestro llevó a los líderes del grupo a un monte y, en la cima, mostró un pequeño momento el esplendor de su gloria.



Dios no nos deja solos cuando vienen los momentos duros en nuestra vida. Cada uno de nosotros hermos vivido una transfiguración en el justo instante. Bajo las sábanas, sitiendo el cálido abrazo de Jesús; en nuestros sueños, sabiendo que todo va a pasar; en el abrazo de un amigo cuando tuvimos que enfrentar una dura pérdida; en la caricia de una madre que nos alumbra el día.... En las pequeñas cosas.



Y hay una cosa más, todo es gratis. Dios se muestra de forma gratuita, no por nuestra linda cara, sino porque nos ama... y mucho. Es simple, es sencillo; no nos compliquemos ni hagamos duro el trabajo de Dios, aceptemos sus cariños, su forma especial de decirnos "te amo".

1 comentario:

  1. .... :-(

    Ya no publican en el blog de la facultad :-(

    Buen dia.
    L.

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