Durante los últimos días he estado del tingo al tango, como decimos por aquí. Y es que la escuela empieza a las ocho, no muy temprano, pero sí en la mañana. Y luego, hay que estar ahí hasta más del mediodía, o sea, a las 2 o 1 de la tarde. Vuelvo a casa a comer, escribo un poco y luego tengo que ir a clase de italiano. Después de una hora de "Io sono folanitto, ma tu chi sei?", a las 6 de la tarde estoy libre para pasear por el centro. Hasta las 7 y media cuando debo reportarme a la capilla de San José. Y la misa feliz que dura hasta las 9. A veces regreso a casa temprano, pero otras vuelvo más allá de las 10. Ceno, duermo....
Por eso le dije a Columba que al finalizar la semana voy a entrar a su caseta "reptando" jajaja. Espero que no.
Por fortuna, mi ojo ya está bien. Gracias a Dios.
Extraño un poco mis noches... volverán pronto.
Seguiresmos informando, desde la zona de guerra: Alberto Peláez, ECO [jajaja, ¿te acuerdas?]
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