10 marzo 2006

Tomando una taza de café

Estoy a la mitad de mi tarde, y escribo esto mientras saboreo una deliciosa taza de café y un poco del pastel de piña que se resistía a morir desde el 6 de marzo. "The killers" suenan con su "somebody told me" en mis bocinas. Y mi mente, se trata de concentrar en que estoy por empezar mi cuarto semestre.



Te parecerá extraño, querido lector, pero no me acabo de creer que tenga que volver a la escuela. Me gusta, desde mi infancia he vivido en el ambiente escolar; mis padres son maestros y estoy rodeado de escuela desde que tengo memoria. El pequeño detalle es que pasó demasiado tiempo entre un semestre y otro. Además, el anterior semestre no fue lo más cercano al modelo tradicional de escuela. Sólo asistí a tres clases, que luego se volvieron dos debido a la enfermedad de un maestro. Siento como si hubiera sido un semestre sin clases. Es raro.



Lo bueno de todo esto es que este semestre pienso entrar a todas las clases que tomé. Bueno, no es que no haya entrado antes, lo que quiero decir es que no es mi primera intención tomar algún examen global. En inglés, materia que no he tomado regularmente en los 3 semestres anteriores, debo entrar ya porque necesito comprender lo más posible las novedades que se enseñarán. Y el resto, pues se me hacen interesantes para vivirlas en clase.



Amiguitos y amiguitas felices estarán conmigo en varias clases, pero ahora las optativas están más separadas, por ejemplo, Ale tomará Japonés; Kitti, Fonética; yo, italiano. Hay otras en las que sí coincidimos, pero bueno... supongo que servirá para que tengamos otras amistades, o algo así.



Pues sí, como un sabio grupo de rock dijo alguna vez: "The show must go on"...



Y ahora empieza la novena de San José en la capilla de dicho nombre. Del 10 al 18 de marzo, las misas serán de 8 a 9 de la noche, por si quieres ir a darte una vuelta, estás invitado amigo lector. Lo aviso por si quieres verme, porque no estaré por esos días; al menos a la hora en que solía conectarme. A eso de las 11 tal vez, pero a esa hora, todos los niños buenos deben estar durmiendo, tú con ellos amigo lector.



Ya les contaré las Oti-aventuras del novenario, más adelante. Por ahora, mi taza de café se ha terminado, y el pastel se resiste aún. Iré por algo de jugo y me recostaré en mi cama escuchando a Hevia, tal vez...

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