07 abril 2006

Esto no es una elegía

Dijo alguna vez Silvio Rodríguez: "Siempre que se hace una historia, se habla de un hombre, de un niño o de sí; pero mi historia es difícil. No voy a hablarles de un hombre común."

Hoy es cumpleaños de mi amiga Cynthia. Debo decir que estoy feliz porque Dios me haya dado la oportunidad de que nuestros caminos se encontraran. Si alguien preguntase: ¿Quién es ella? La respuesta sería más compleja de lo que puede parecer.

Kitti (como la llamo cariñosamente... por esa bendita tendencia al rosa) es un ser angelical. Sí, tan buena compañera de camino como Rafael, tan hablantina como Gabrial, tan temperamental como Miguel. Yo sé que a pesar de lo sonriente y radiante que luce casi siempre, su alma es un cuadro barroco con una infinidad de matices. Para aquellos que la admiran de lejos, les parecerá una sola explosión de color; para aquellos que nos hemos asomado al pozo de su corazón, ella es más bien como pequeños salpicones de muchas gamas coloridas que reflejan la luz lo más alegremente posible.

Su corazón es grande, pero es mayor su capacidad para amar, para sanar, para sonreír (incluso en las adversidades) No he visto una mujer con tanto amor para dar, con tanta expresividad al hacerlo. Mención aparte, claro, merece la efusividad. Cynthia es un pequeño huracán (¿han visto a Dizzy?) que saluda a todos a su paso, que se detiene a compartir un momento con los demás. Esto último me lleva a la entrega que pone en sus relaciones: Kitti deja el corazón en cada amigo que tiene (con los pros y contras que esto implica) y no le importa desprenderse de una pulsera o un reloj para hacer sonreír a una amiga.

Soñadora e idealista, nuestra amiga a veces puede parecer pecar de ilusa, pero no. Ciertas experiencias en estos casi dos años han hecho que su ser madure un poco más. Ahora no es la misma niña de familia que llegó a Burgoa una mañana al primer lugar de la fila. Tiene más conciencia de su vida, de sus proyectos, de sus ambiciones, de su presente. Le da un lugar en su corazón a cada cosa: la carrera, Fernando, su familia (cada santo en su nicho, por supuesto), los amigos felices, los compañeros. Bueno, hasta los "x" (como dice ella) tienen algo que ver después de todo.

Su presencia impactante, su sonrisa contagiosa (no es despeinada, eh!) su peculiar sentido de la moda, su cariñoso y efusivo saludo, su espontaneidad y entusiasmo son la prueba fehaciente de que Dios está con ella, que le ha otorgado una chispa para que encienda los corazones que la rodean.

Gracias por compartir esa luz de Dios con nosotros. Amadísima Kitti.

Ya sabes: tú dices rana, y yo brinco.

1 comentario:

  1. comentario a Sue?

    Claro... hay que presionarla para que plubique.

    Buen dia Oti.

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