08 abril 2006

╠═ De Sabines ═╣

Anoche, mientras dejaba que el sueño me fuera venciendo poco a poco en casa de mi primo, leía al maestro Sabines y dejaba que su río de palabras me bañara; no esperaba otra cosa y, sin embargo, vino a golpearme uno de sus escritos con una fuerza que captó mi atención. Hoy en la mañana estuve releyendo las líneas viejas que cobran vida bajo mis desvelados ojos. Sí, me gustó. No te puede explicar por qué, es como con el café: podremos aducir el sabor, aroma y la tibieza... qué sé yo; pero no haremos que el otro sienta lo mismo que nosotros, aunque el café venga del mismo grano disuelto en la misma agua. Simplemente, en la vida, cada uno tiene su propia versión del elefante. Ayer Sabines me golpeó con la suya.

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Digo que no puede decirse el amor
El amor se come como un pan,
se muerde como un labio,
se bebe como un manantial.
El amor se llora como a un muerto,
se goza como un disfraz.
El amor duele como un callo,
aturde como un panal,
y es sabroso como la uva de cera
y como la vida es mortal.

El amor no se dice con nada,
ni con palabras ni con callar.
Trata de decirlo el aire
y lo está ensayando el mar.
Pero el amante lo tiene prendido,
untado en la sangre lunar,
y el amor es igual que una brasa,
que una espiga de sal.

La mano de un manco lo puede tocar,
la lengua de un mudo, los ojos de un ciego,
decir y mirar.
El amor no tiene remedio
y sólo quiere jugar.

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