I called this image "Forgetness island", I may try to be there within the next days - I don't know how many days it will take, though -
No es mi intención hacer una retrospectiva (a las que quizás mi lector está acostumbrado) de lo que fue mi paso por JME. Esta entrada sólo trata de dar una reflexión final de esta etapa. Así es, dejé el coro ayer por la noche. De pronto la gran ola se vino encima y no quedó más salida que dejar que tiempo y tierra hagan lo suyo. Tal vez sea lo mejor.
Para mí, JME se convirtió en la exclusiva actividad de cada fin de semana, de las tardes, al menos. Lo disfrutaba en verdad, porque era algo diferente, nuevo, agradable, interesante y, sobre todo, porque redimía ciertas amargas experiencias de grupo. De a poco el grupo se fue llevando partes de mí, porque desempeñaba una labor ahí, con ellos, porque a pesar de las burlas que llegué a percibir -no soy idiota- y a las que estoy acostumbrado desde que tengo memoria -la gente de mi clase no aspira a otras cosas-; a pesar de las barreras naturales entre ellos y yo, por la edad, por la historia, por prejuicios y otra serie de hechos ciertos y lamentables; yo me sentía a gusto.
Gracias al grupo comprendí algunos procesos grupales y pude aplicar algunas teorías que aprendí hace tiempo. No hablo de "conejillos de Indias", sino más bien de un aprendizaje conjunto, todos haciendo un poco por saber más, por comprendernos más a nosotros mismos y a quienes nos rodeaban -con quienes encontrábamos afinidad- JME ha sido un viaje de muchos descubrimientos. Un grupo se hace de experiencias que se comparten, cuando ya no compartimos nada... bueno, puedo decir que no hay grupo. Podemos estar soñando cosas muy diferentes, pero soñamos juntos; eso lo cambia todo.
Traté de aportar lo que soy; di cuanto tenía -bueno y malo- y sé que ahora me encuentro vacío por diversas circunstancias -algunas ajenas a mí- y, por lo tanto, no estoy en condiciones para dar lo que debo al grupo. Poco a poco el papel que iba desempeñando se fue diluyendo, me dejé influir por fuentes externas; me dejé llevar por prejuicios y tomé decisiones polémicas; reventé algunos planes deliberadamente -con la atención de muy pocos-. Sin embargo, mientras pude contribuir al crecimiento lo hice. No enumeraré las pocas cosas que vinieron de mí, porque a fin de cuentas no fueron lo significativas que pensé que serían; porque no tiene ningún caso; porque no se da la gana. Al final del tiempo, los avatares me llevaron a otros espacios, mi labor se diluyó y mi persona se hizo más y más lejana. -Eso también es parte de lo que soy: abstracción-
Me quedo tranquilo con lo que vi estos últimos días. Las piezas están el lugar que debían -sólo una no encajaba, pero ya fue removida- y, aunque debo confesar que dudé sobre el tiempo de alejarme, estoy satisfecho con haberlo hecho. Todo se aceleró porque comprendí que nada tenía que hacer ahí, sin fe, sin el suficiente -ni el profundo- amor, sin sueños ni esperanzas. Y poco a poco todo eso volverá, porque soy testarudo, porque está en mi naturaleza, porque el ser humano es lo suficientemente estúpido para dejarlo regresar. Mientras tanto, le haría más daño que bien al grupo, por eso estoy satisfecho.
Gracias por todo. Se les quiere mucho.
Para mí, JME se convirtió en la exclusiva actividad de cada fin de semana, de las tardes, al menos. Lo disfrutaba en verdad, porque era algo diferente, nuevo, agradable, interesante y, sobre todo, porque redimía ciertas amargas experiencias de grupo. De a poco el grupo se fue llevando partes de mí, porque desempeñaba una labor ahí, con ellos, porque a pesar de las burlas que llegué a percibir -no soy idiota- y a las que estoy acostumbrado desde que tengo memoria -la gente de mi clase no aspira a otras cosas-; a pesar de las barreras naturales entre ellos y yo, por la edad, por la historia, por prejuicios y otra serie de hechos ciertos y lamentables; yo me sentía a gusto.
Gracias al grupo comprendí algunos procesos grupales y pude aplicar algunas teorías que aprendí hace tiempo. No hablo de "conejillos de Indias", sino más bien de un aprendizaje conjunto, todos haciendo un poco por saber más, por comprendernos más a nosotros mismos y a quienes nos rodeaban -con quienes encontrábamos afinidad- JME ha sido un viaje de muchos descubrimientos. Un grupo se hace de experiencias que se comparten, cuando ya no compartimos nada... bueno, puedo decir que no hay grupo. Podemos estar soñando cosas muy diferentes, pero soñamos juntos; eso lo cambia todo.
Traté de aportar lo que soy; di cuanto tenía -bueno y malo- y sé que ahora me encuentro vacío por diversas circunstancias -algunas ajenas a mí- y, por lo tanto, no estoy en condiciones para dar lo que debo al grupo. Poco a poco el papel que iba desempeñando se fue diluyendo, me dejé influir por fuentes externas; me dejé llevar por prejuicios y tomé decisiones polémicas; reventé algunos planes deliberadamente -con la atención de muy pocos-. Sin embargo, mientras pude contribuir al crecimiento lo hice. No enumeraré las pocas cosas que vinieron de mí, porque a fin de cuentas no fueron lo significativas que pensé que serían; porque no tiene ningún caso; porque no se da la gana. Al final del tiempo, los avatares me llevaron a otros espacios, mi labor se diluyó y mi persona se hizo más y más lejana. -Eso también es parte de lo que soy: abstracción-
Me quedo tranquilo con lo que vi estos últimos días. Las piezas están el lugar que debían -sólo una no encajaba, pero ya fue removida- y, aunque debo confesar que dudé sobre el tiempo de alejarme, estoy satisfecho con haberlo hecho. Todo se aceleró porque comprendí que nada tenía que hacer ahí, sin fe, sin el suficiente -ni el profundo- amor, sin sueños ni esperanzas. Y poco a poco todo eso volverá, porque soy testarudo, porque está en mi naturaleza, porque el ser humano es lo suficientemente estúpido para dejarlo regresar. Mientras tanto, le haría más daño que bien al grupo, por eso estoy satisfecho.
Gracias por todo. Se les quiere mucho.
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