08 mayo 2007

Tlacaélel

Hace ya tiempo que no escribía nada por aquí, pero no es por desidis, más bien de pronto me quedé sin tiempo y/o ganas para hacerlo. No sé si alguna vez hayas sentido que te faltaba el impulso vital, que de pronto te veías sumido en una vorágine y las tinieblas hacían su aparición sin aspaviento, simplemente estaban junto a ti, rodeándote y ya.

Algo así me pasó las últimas dos semanitas. Con todo, tenía que seguir con lo que mi vida se ha vuelto en los últimos meses: ir a la escuela, ayudar en la dirección, volver a casa y comer algo, hacer tarea y oír algo de música para intentar traer un poco de luz por aquí Y de nuevo empezar al día siguiente. No sé... como que la rutina me pegó -tal vez-

Pero algo pasó que me trajo de nuevo el gusto. Fue extraño del todo, pero muy agradable.

La maestra de seminari en español nos pidió nos concentráramos en un texto de los que se vieron en clase y lo analizáramos según la propuesta marxista existencialista de Bourdieau. -Así de complejo como se oye- Yo propuse "La visión de los vencidos", y por lo mismo yo no quería usarla. Esta idea de ser original y poder envanecerme por ello -ya sabes-

Escogí "Tlacaélel", de Antonio Velasco Piña. Me la leí -o más bien la devoré- en un día. Un libro delicioso, reflejando el mundo mesoamericano a través de la historia de un hombre que forjó el Imperio Azteca. Al ir pasando por las páginas fui comprendiendo que por nuestra historia, los seres humanos pasamos por diversas etapas, que tenemos vaivenes y que el dominio de sí constituía una virtud muy alabada -y buscada- entre los aztecas.

Lo importante no fue en sí el libro, sino lo que pude demostrarme a mí mismo con él. Hacía mucho tiempo que no me clavaba en una lectura para la escuela, que no me rompía contra un libro tratando de desentrañarlo en el menor tiempo posible, concentrado únicamente en él, pero atento al mundo exterior, a pesar del ojo que empezó a dar guerrita, a pesar del poco tiempo, a pesar del duranguense en la fiesta de Ale, a pesar de todo ... Fui feliz.

Te parecerá nimio, tal vez, pero para mí fue de lo más especial. El reto, superar mis propios límites y recordarme que siempre queda un resto que dar, un lugar más allá de donde fuimos la vez anterior. Me dio mucho gusto llegar al examen y poder dejar fluir todo lo que se había guardado en mi corazón. Y me quedé con más, mucho más.

En cuanto Ilhui me devuelva a mi nene, tendrás un comentario aquí.

2 comentarios:

  1. Oh, si, es muy desagradable caer en rutina, pero que bien que encontraste algo con que evitarlo.
    Saludos

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