11 mayo 2007

J.m.e. [10-05-07]

Definitivamente fue una experiencia digna de ser recordada. Como ya es tradición, el grupo Jesús Milagro y Esperanza se reunió para dar mañanitas a las madres, jefas, mamis, y anexas.

No me detendré en hacer una crónica detallada de cuanto hubo acontecido, pues no es mi intención, ni tengo la memoria suficientemente capacitada para dicha labor. Me quedan claras ciertas cosas después de esta noche, después de lo que hemos vivido y lo que me ha tocado pasar en la noche-que-nadie-durmió.

No todos somos parejos en el grupo. Sin embargo hay algo que me dice con insistencia que los grupos se hacen de las disparidades que convergen para crear algo de elementos tan diversos que difícilmente podrían estar juntos a menos que una poderosa fuerza los mantenga unidos.

El esfuerzo no se realiza con la misma intensidad y no hay un compromiso real con el grupo, sino más bien hay lealtades dentro de los pequeños grupos que existen. Estará bien mientras los grupos coexistan con relativa paz, mientras comprendamos que no estamos dispuestos a dar más allá de lo que hemos recibido y que cualquier tipo de sacrificio nos parece irrealizable.

Destruir es más simple que buscar la armonía. Las quejas, las protestas pueden parecer intentos por minar la fortaleza del grupo, más bien yo las tomo como el reto de mis adolescentes compañeros que buscan la autenticidad de ser ellos mismos en una familia abierta y sin restricciones -lo que puede llevar a excesos- Buscamos una armonía dentro de estos parámetros. Es complicado.

Servirnos del grupo antes que servir a un objetivo común. Nos comportamos egoístamente la mayor parte del tiempo que pasamos juntos. Todos sin excepción aún estamos en camino a una donación que se crea cuando los lazos son fuertes. Estos vínculos no vendrán por sí solos, pero sé que con el tiempo y la experiencia que podamos compartir, se irán estableciendo. Y será una relación honesta y crítica, donde no sea la solidaridad simplista, sino un verdadero compromiso común, más allá de nosotros mismos como individuos -pero necesitado de las riquezas personales de cada uno-.

Nos falta camino por recorrer para llamarnos Cristianos. El amor fraterno es una meta que a veces se antoja inconquistable. Yo sé que de tiempo en tiempo hay una vocecilla interior que nos dice por dónde debemos ir, pero también sé que por naturaleza nos cuesta seguir sus llamados. Somos necios y vamos por el camino fácil donde la comodidad radica en prolongar el statu quo y no retarnos a romper las estructuras mentales-emocionales-sociales que nos aprisionan.

En la medida en que vamos caminando, el grupo se conforma, se renueva, pasa por crisis y llega el momento en que llegaremos a vernos como hermanos. Yo tengo fe.


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1 comentario:

  1. yo siempre he querido cantarle a mi mamá, pero nuna he tenido la oportunidad.... 3 veces le he llevado mañanitas a mi mamá, pero yo no canto .. :(

    cada grupo tiene su "alma", su esencia, sus ntegrantes... pero sobre todo.... cada grupo tiene su esencia... :)

    bien por las mañanitas a las progenitoras Coronel.

    Le deseo un excelente día. Un abrazo fraterno. Saludos.

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