17 noviembre 2006

Reencuentro

Volver a donde todo comenzó... sí, es una buena forma de empezar a desenredar una madeja que parece no mostrarse tan simple como yo pude haber pensado. He comenzado un proceso de interiorización que trae consigo mucho trabajo. Empero esto tengo que encontrarlo por mí mismo; aunque no puedo hacerlo solo.

El domingo negro fue negro no porque Carolina y yo hubiéramos terminado; fue negro porque el Dios del miedo volvió a hacer su aparición después de mucho tiempo ausente. ¿Quién es el Dios del miedo? Es un dios que castiga, un dios que me llama traidor e ingrato, que espera llenarme de dolor para expiar una decisión que tomé hace años. Es la personificación de mi lado oscuro, la forma en que yo mismo me castigo, la manera de expresar que no me perdono.

Cuando salí del seminario fue porque encontré que mi felicidad no se hallaba ahí. Que no quería despertarme a los 40 y descubrir que no era feliz... necesitaba intentar vivir algo más aquí en Oaxaca. Corrí un riesgo al venir aquí. Luego, las cosas no se dieron según lo hube pensado. La primera aparición del dios del miedo tuvo lugar después de saber cosas sobre Adri que yo desconocía; que debí conocer, que dolieron mucho.

Huí y me parapeté en otras cosas para defenderme de ese terror. Salí avante pero no lo derroté, más bien me evadí a mí mismo, a mis inseguridades, a mis temores, a mi juez interno que condenaba cada paso. ¿Es eso salir avante?... yo creo que no.

Pasó el tiempo y volví a soñar, esta vez el sueño me llevó por derroteros inimaginados; por riesgos que aparentemente eran pequeños, pero que contaban. La ilusión mantuvo mi corazón pendiente de un hilo, hasta que el otro extremo se cortó una noche. Y así, me encontré de nuevo desolado. Pregunté a Dios si era acaso una especie de revancha, de cerrar caminos para hacerme volver por la fuerza. ¿Es que acaso Dios nos habla así, nos convence así?... ahora sé que no.

Y hoy... hoy no puedo darme el lujo de huir, de esconderme. Decidí enfrentar todo eso y poder ir a reencontrarme conmigo. Hay un cúmulo de preguntas que llevan a otras... así que fui con Nacho para que me ayude a trabajar en lo fundamental. Me ha ayudado enormemente, y eso apenas es el principio. Lo sé. Ya no tengo miedo de enfrentarme ... pase lo que pase Dios está aquí, conmigo. Es hora de sanar, de ajustar cuentas con un juez injusto que me ha atormentado desde hacía mucho. No tengo silicios -como algunos hermanos llegaron a pensar hace mucho- pero tengo este juez... ya no lo quiero.

Quiero ser feliz. Para eso estoy aquí. Para ser feliz, necesito estar completamente lleno de Dios. Para estar completamente lleno de Dios, es indispensable vaciarme de todo cuanto no sea afin a él. Para vaciarme, necesito encontrar qué debo deshechar. Para encontrarlo estoy en este proceso de interiorización.

Tres preguntas en las que se requiere toda mi honestidad:
  • ¿Para qué entré al seminario?
  • ¿Para qué seguí con Adri, estando ya en Celaya?
  • ¿Qué debo crecer en mí hoy?, ¿qué me pide el dios del miedo que crezca, que madure?
En ésas estamos. Gracias a Dios toda esta tormenta llega en el momento justo. ¿Cómo lo sé?, No sé, simplemente sé que así es. Soy como la mar en calma... por dentro el remolino ruge, por dentro mucho de lo que estaba establecido se rompe para recrearse en algo nuevo. Sólo el alfarero conoce bien el barro del que estoy hecho; yo, por lo pronto, he decidido ponerme en sus manos, que -aunque no lo creas- son las mías.

Es tiempo de hacerse responsable de las decisiones que he tomado. Tiempo de reencuentros. Tiempo de vivir plenamente. Tiempo de seguir caminando hacia la felicidad. Tiempo de Gracia.

2 comentarios:

  1. Mi gran hermano.
    Tiempos pasan y tiempos vendran, la ira de lo injusto llega más y más. Asi se habla mons, hay que enfrentar las cosas tal cual son, debo admitir que cuesta un H...
    Sí que fue un domingo negro, soy testigo de eso y me alegra mucho hermano que las traves se vallan acomodando.

    saludos...

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  2. Este será un proceso de desierto muy fuerte... un dolor quizás; lo más seguro es que no hay nada seguro.

    No cuento con muchos elementos, pero sí con muchas piezas para armar... Sé que cuento con mis hermanos para esta aventura, pero la última cosa depende de mí. (Como Frodo en TLOTR)

    Un abrazo fraterno.

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