12 noviembre 2006

Bueno, ¡ya!

Ha sido una semana bastante peculiar esta que he pasado. No hubo clases, no tenía mucho quehacer, la vida me embistió demasiado duro y resistí cuanto y lo mejor que pude. Mi novia "me cortó" (como se dice) y pues... aquí sigo, sobrevivo.

Como la APPO se refugió -y protegió- Radio Universidad, por su propia seguridad decidieron dejar el campus totalmente cerrado. Sólo la entrada de Radio estuvo habilitada, pero bajo un estricto control. Así, no hubo condiciones para que tuviéramos clases. Perdimos dos semanas en total, una por los eventos recientes y ésta por la seguridad de los grupos refugiados en el campus. Sin embargo, mañana las clases se restablecen y veremos qué es lo que sigue en este conflicto que ha traído a mi estado de cabeza tanto tiempo.

Por eso me quedaba en casa. Ya que no había clases y la ciudad no está muy agradable ahora, pues no hay más remedio que vivir "domésticamente". Eso pensaba. Porque el miércoles salí a ver a mi abuelo y terminé mi tarde en un agradable lugar (con unas ganas enormes de quedarme ahí más tiempo) pasando el templo de San Cosme, sobre Indepedencia. Fuera de ahí y los ensayos que se han vuelto parte de mi vida, no había nada qué hacer.

Imaginarás, querido lector, que estoy destrozado porque mi novia me dejó. Pues no, no realmente. Es cierto que hay dolor, tristeza y un tanto de añoranza -lo normal, ¿no?- pero no en sumo grado. Me dolería más perder a la amiga, y eso pienso que está pasando. Lamentablemente nos estamos alejando demasiado. Digo demasiado considerando que cuando terminamos dijimos que la amistad intentaría quedarse ahí, perenne. Tal parece que ahora fuéramos indiferentes...

Un hermano mío muy querido me dijo algo que me cimbró. sinceramente no me gustó lo que escuché y habría sido mejor no hacerlo, porque vino a romper con un esquema trazado. Carolina, según me dijo, le comentó que no estaba segura de lo que iba a hacer. También salió el asunto de el ex-novio, que aún estaba pegada con él. (aunque eso no se lo dijo a él, sino a alguien más) Y yo sinceramente no sé bien ya que pensar.

No queda más que seguir adelante. Hay veces que Dios actúa de formas muy extrañas, hay otras en las que le achacamos culpas que no tiene. Yo no sé cuál es cuál... a la larga va saliendo la trama y mientras tanto, sería ideal no quebarse la cabeza; pero somos humanos, ¿qué se supone que podemos hacer contra nuestra naturaleza? Somos muy curiosillos... en fin.

Tal vez no me aparezca mucho por estos días con textos, amigo lector. Sinceramente no sé bien a bien qué va a pasar en los siguientes días. Eso sí garantizo, si hay algo rojo escurriendo cerca de mis muñecas... ¡será jugo de betabel! y nada más.

No hay que tomarse tan en serio la vida, después de todo, uno no sale vivo de ella...

1 comentario:

  1. Mi hermano, nuevamente me paresco despues de, como siempre, irme en una penumbra de la que tarde o temprano salgo.
    Sinceramente sí, los más cercanos amigos a usted nos preocupamos mucho y no sabemos que decir ni como actuar al respecto. pero algo que tenemos claro los que lo conocemos es que estmos seguros de que sí está usted tranquilo, porque sabemos perfectamente la persona tan chingona que es, sabemos el ser maduro y pensante totalmente que es y por cual confiamos en que utilizará la mejor manera para resolver sus problematicas.
    Es cierto que el buen Jebus nos pone muchas veces despejar la resolución del asunto en mil formas, pero éstas con el tiempo solitas salen. :)
    saludos animados hermanito. desde la uni...

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