Ya es la una de la mañana. No tuve mucho tiempo para escirbir algo aquí. ¡Qué barbaridad! Hoy me he dado cuenta que tengo cuatro blogs. Como saben este es mi blog personal, así que me concentro en cosas de mi fuero propio, digamos.
La madrugada de hoy, les quiero contar sobre un grupo de ratones que siempre temían al poderoso y gran gato que se paseaba por la casa. En cuanto un roedor se aventuraba en el pasillo, el felino se abalanzaba sin ser visto ni oído y se lo almorzaba-comía o cenaba. La situación era ya insostenibla, porque los ratones tenían hambre y el gato era el único obstáculo entre el queso y ellos.
Así, uno de los grises mamíferos tuvo una brillante idea. Convocó a todos sus hermanos y les comunicó el descubrimiento que revolucionaría sus cortas y patéticas existencias.
¡Un cascabel!
El plan era brillante, simple, pero genial. Mientras el gato dormía, uno de los ratones deslizaría el cascabel atado a un listón por el cuello del gato. Así, cada vez que el gato se aproximara, los roedores lo sabrían por el tintineo de la campanilla. Nadie más sería devorado, pues tendrían tiempo de huir. Maravilloso, ¿no?
Los ratones se levantaron de sus asientos y aplaudieron a rabiar. Vítores y porras para el genial hijo de ratona que lo había concebido en su precoz mente. El problema había sido resuelto. Los ratones podrían llegar al queso, comer, saber dónde estaba el gato. Todo era felicidad. Nadie más sería devorado por el cruel felino.
Sólo un ratón, viejo y cansado, permanecía callado, observando. Uno de los ratones más jóvenes lo increpó diciendo: "¿No te alegra esta noticia?, ¿que nos hayamos librado del gato?" El ratón viejo sonrió levemente y le dijo: "Todavía no te has deshecho de él". "¿Cómo es posible?", exclamó otro ratón joven que escuchó al viejo hablar, "¿es que no has entendido?" "Perfectamente", dijo lentamente el viejo, incorporándose para hablar mejor. "Entonces, ¿por qué no festejas con nosotros?" "Amigo, sólo festejaré cuando sepamos quién le pondrá el cascabel al gato".
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Me temo que este pequeño cuento aplica para Oax. ¿Quién le pondrá el casacabel al gato?
Por cierto, en ACADEMOS, un blog raro que mantengo con otros dos locos, publiqué esto. Si lo leen, me dicen qué les parece. Es la primera parte de tres (tal vez) que escribiré respecto a Oaxaca y su conflicto particular.
La madrugada de hoy, les quiero contar sobre un grupo de ratones que siempre temían al poderoso y gran gato que se paseaba por la casa. En cuanto un roedor se aventuraba en el pasillo, el felino se abalanzaba sin ser visto ni oído y se lo almorzaba-comía o cenaba. La situación era ya insostenibla, porque los ratones tenían hambre y el gato era el único obstáculo entre el queso y ellos.
Así, uno de los grises mamíferos tuvo una brillante idea. Convocó a todos sus hermanos y les comunicó el descubrimiento que revolucionaría sus cortas y patéticas existencias.
¡Un cascabel!
El plan era brillante, simple, pero genial. Mientras el gato dormía, uno de los ratones deslizaría el cascabel atado a un listón por el cuello del gato. Así, cada vez que el gato se aproximara, los roedores lo sabrían por el tintineo de la campanilla. Nadie más sería devorado, pues tendrían tiempo de huir. Maravilloso, ¿no?
Los ratones se levantaron de sus asientos y aplaudieron a rabiar. Vítores y porras para el genial hijo de ratona que lo había concebido en su precoz mente. El problema había sido resuelto. Los ratones podrían llegar al queso, comer, saber dónde estaba el gato. Todo era felicidad. Nadie más sería devorado por el cruel felino.
Sólo un ratón, viejo y cansado, permanecía callado, observando. Uno de los ratones más jóvenes lo increpó diciendo: "¿No te alegra esta noticia?, ¿que nos hayamos librado del gato?" El ratón viejo sonrió levemente y le dijo: "Todavía no te has deshecho de él". "¿Cómo es posible?", exclamó otro ratón joven que escuchó al viejo hablar, "¿es que no has entendido?" "Perfectamente", dijo lentamente el viejo, incorporándose para hablar mejor. "Entonces, ¿por qué no festejas con nosotros?" "Amigo, sólo festejaré cuando sepamos quién le pondrá el cascabel al gato".
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Me temo que este pequeño cuento aplica para Oax. ¿Quién le pondrá el casacabel al gato?
Por cierto, en ACADEMOS, un blog raro que mantengo con otros dos locos, publiqué esto. Si lo leen, me dicen qué les parece. Es la primera parte de tres (tal vez) que escribiré respecto a Oaxaca y su conflicto particular.
jojo, mi hermanito, pense ke si era real eso de los ratones en su casa y el gato, me reí hasta cuando supe ke era refiriendose a nuestro pueblo, :(
ResponderBorraren verdad es triste.. no sabria ke ams decir solo recomendar a los demas lectores su publicacion en academos.
un saludo mi monaster..