29 enero 2009

Sin título, por falta de presupuesto

Hay tanto de qué preocuparse en estos días, que lo mejor es simplemente dejar de hacerlo. Habrá que poner lo que esté en nuestras manos para seguir adelante, y esperar que quienes tengan mayores responsabilidades hagan su parte igualmente. O sea, saber que de mí depende qué sigue en mi vida; y que de alguien más depende lo que venga después para las macroeconomías y eso. Y es que aunque en Davos se estén devanando los sesos, ¿afectará realmente a los pequeños bolsillos de quienes vemos a los hombres de traje en la televisión? ¿Hallarán estos hombres y mujeres una clave, la solución que nos deje fuera de esta crisis?

Entre más leemos las noticias, más duro se pone todo. Recortes de personal aquí y allá, empresas que se declaran insolventes, reportes de ganancias cada vez más flacas en bancos de todas partes, cierre de plantas y una larga lista de etcéteras. Todo eso tiene repercusiones en nuestra vida diaria, por supuesto. No hay más que ir al super, o la gasolinera de la esquina. Todo ha subido y sigue en ascenso, menos los salarios. Así las cosas, nuestros brillantes hombres de traje nos dicen puntadas como:
"Hay que fundar el capitalismo en una nueva ética"
"Una globalización con valores humanos"
"Que China compre la deuda de EEUU para que todo vuelva a fluir"
"México creció más de 1.5% en 2008"
"El Euro no está en riesgo con esta crisis"
Así las cosas, consuela saber que hay gente que piensa que saldremos adelante. Gente que en Suiza pasa sufrimientos para descubrir el hilo negro que nos saque de un hoyo en el que sus propias ideas nos metieron. (!)

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Y luego, la selección mexicana de fútbol. Que anoche ha hecho dos partidos, o estuvo bien partida por la mitad... no lo sé. Yo creo que el partido no dejó mucho para México, para los futuros encuentros. Tenemos en nuestro deporte un problema estructural increíble. De ser los líderes indiscutibles de la región, de las golizas a los EEUU, hemos pasado a temer un encuentro en Columbus y decir que "lo importante es calificar." Es esa metalidad la que nos jode, yo creo. Porque al conformarnos y ser mediocres le dejamos el campo libre a quien quiera tomar el sitio que dejamos por temor a probarnos superiores, mejores, valiosos. Así, seguimos siendo los mismos ratones verdes, a quienes un gol cambia la perspectiva de un juego.

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La buena noticia, con todo y todo, es que aún hay esperanza. No sé de dónde la sacamos, pero ahí vamos todos los días a darle y seguimos respirando en medio de esta caótica realidad. A pesar de las noticias y las inesperadas revelaciones que se nos hacen.

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