08 febrero 2009

Se acerca una semana interesante. El miércoles, sobre todo será un día especial. Después de algún tiempo de no verla, Ángela y su sonrisa afectuosa y amable me saludarán una vez más. Visitará Oaxaca en esta semana, supervisará el estado del programa aquí, tendrá reuniones y todo eso. También tendremos una entrevista: parece que Isabel se jubila, el puesto de director residente estaría vacante y pues... yo aplicaré para ese trabajo.
Hablando con Heather, me comentaba que el mayor recelo que Joe y Margaret (quienes tomarían la decisión final) tienen es mi edad. A mis 25 años puedo ser simplemente un "amiguete" de los estudiantes que estarían bajo mi responsabilidad. O bien, ellos verían en mí una figura con poca autoridad. Eso es un riesgo si tomamos en cuenta que es la primera vez que ellos están solos, en un país extranjero y con toda la libertad delante. Sin embargo, creo que si cuento con el apoyo de las famiias que los hospedan, y de los mismos chicos, obviamente, podré establecer un clima de mutuo respeto y armonía. El objetivo principal es hacer que la experiencia de los chicos en el programa que les ofrecemos sea fructífera, profunda, fundante. Creo que tengo las capacidades para ayudar a cumplir esa meta.
Mañana prepararé la carta de aplicación. Cruzo los dedos, ruego a Dios y pongo lo que está en mis manos para lograrlo. Sería genial poder tener un trabajo así. Extenuante por momentos, pero genial. Simplemente porque el estilo de trabajo de Kalamazoo College es un estilo al que me acoplé con relativa facilidad, y porque me gusta más que el estilo de mi Alma Mater. Ahora que estoy tan desilusionado, creo que es el momento oportuno para probar otros horizontes. Dios proveerá.

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