Qué más da

Todo se ha vuelto insípido. Tan de pronto que yo mismo sé que ya cruzé una barrera que no estaba seguro de si quería. Empiezo a andar por terrenos que quieren ser indiferentes mientras mi propio corazón ya no sigue, se ha desengañado de tantas cosas que le cuesta trabajo creer. No vale la pena. Y si la vale, tampoco quiere saberlo realmente. Haber si hay algo.. qué más nos da. Tal vez sólo vinimos ser una mancha más, un estorbo a las perfectas y hermosas vidas llenas de inconciencia que nos rodean. Qué más da.

Sí, quiero dejar de ser soñador. Por enésima puta vez en mi vida quiero dejar de soñar tanta tarugada y por primera vez aceptar que la vida no hace otra cosa que nada. Punto. Que mientras más se espera menos se consigue y que no tiene caso conseguir algo pues todo termina muriendo. Nosotros vamos a morir, asíq ue.. para qué afanarse en cosas que se mueren. Qué puto caso. No importa. Qué más da.

Fanfarroneo ante esta pinche cosa de que ya pude irme al infierno cuando en realidad estoy al borde apenas. No sé que carajos vaya a pasar. Sólo sé que quiero tocar el fondo, no parar hasta haberme hundido por completo en mis infiernos para poder saber qué hay allá abajo. Si me pierdo, pues qué más da. Aquí arriba no hay nada... de cualquier forma.

Tal vez morirse es una salida negra y oscura ante un tunel luminoso que a pesar de tanta luz, permanece vacío. O tal vez sólo sea la revés. Qué más da. Sí, definitivamente hoy me levanté muy pero muy pesimista.

Ya me harté de dar el corazón para que le escupan y lo chinguen. Me emputo conmigo mismo y ya no quiero. No me soporté hoy, carajo. De las últimas crisis adolescentes febriles. O de las primeras, sepa su madre.

Perdón por las pinches majaderías, parece que hoy tampoco se me dio la gana medir mis putas letras.

Qué más da.