perdóname, Señor.
Si mi corazón vacilara un día ante el dolor,
perdóname, Señor.
Perdona mi pusilanimidad.
Perdona por haberme detenido.
La magnífica guirnalda
que ofrecí a Dios esta mañana,
está ya marchitándose;
su belleza se desvanece.
Perdóname, Señor.
I. Larrañaga
Pusilánime, ahh esa palabra me encanta.
ResponderBorrar¿Coroneeeeelllll, ya salimos?
jaja esas piernas en cualquier momento se quebrarán y reiré mucho seeeeee!!!!