15 agosto 2007

Allá y aquí otra vez

Cabalísticamente, el número 13 ha tenido mucha fuerza en nuestra cultura occidental. Son diferentes y muy exóticas las costumbres relacionadas con esta cifra. El caso es que este 13 de agosto tuve que estar en la ciudad de México por motivos mayores a mi voluntad: la obtención de la VISA para ir a EE.UU.

El 12 en la noche salí para una de las ciudades que más me gustan. El Distrito Federal tiene una especie de encanto que, yo sé, no es apreciado por muchos. A mí me da gusto estar de visita en esa ciudad, no tanto por los recuerdos que me pueda traer como por la energía que emana y me llena de una especie de furor. No sé... Oscar es testigo de ello, cuando fuimos por Nix. Me fui (por cábala también) escuchando al buen Fernando, a quien -por ciertos dolores en el pecho- no había oído en un largo periodo. Una mujer que roncaba como triturador de basura impidió que durmiera como hubiera querido, así que decidí entretenerme un poco con los pormenores de la carretera. No hubo muchos, así que prendí la luz para leer un poco... los ronquidos me distrajeron bastante.

Llegué a la capital mucho antes de lo previsto, lo que permitió que comiera mis tortas con un agua. A las 5 de la mañana tomé mi taxi rumbo a la embajada norteamericana. Sin mayores contratiempos, la VISA fue aprobada y salí, contento y hambriento, a las 8 de la mañana a la jungla de asfalto. Decidí que quería explorar el centro de la ciudad... ir a "babosear" por ahí. Acabé perdido en metro Pino Suárez por un error en los cálculos que me dejó en Izazaga. En vista del éxito obtenido decidí acabar de perderme y tomar un micro para que me llevara donde quisiera. El Señor es grande y tiene caminos extraños.

El carrito verde con gris terminó en el centro de Tlalpan. Sí, el mismo barrio que me acogió en otros tiempos; y vi en ello una señal para terminar de cerrar algunos ciclos y bucles... Almorcé un cuernito y un jugo en un café delicioso que me habria encantado compartir contigo, de no ser porque recordé que no te gusta el DF (Pero es que no parecía el DF, te lo juro) Salí del café y me dirigí al templo de San Agustín. Ahí me sorprendió la misa de apertura de la UPM. Norberto Rivera presidió y, en parte para agradecer a Dios, en parte por morbo, decidí quedarme.

Mi sorpresa fue grande y grata cuando vi al P. Luis entre los concelebrantes. Luego me saludaron algunos ex-compañeros. Acabé, pues, invitado a la mesa de los escolapios, tomando un café después de la comida, en la quiete de la comunidad y enterandome de alguno que otro chisme, broma y algo más. Antes de comer, me quedé un rato en la capilla solo. Volví a ponerme en manos de quien ha estado conmigo siempre, volví a saber que estoy donde estoy gracias a mí y a Él, al gran equipo que solemos hacer. Me sentí a gusto, tranquilo, satisfecho con la decisión que tomé y, por primera vez, en casa.

Al salir del seminario, me fui a una librería. Estuve un rato sin que algo llamara mi atención, hasta que unos libros sencillos de cuentos me guiñaron el ojo y los compré. Serán para alguien muy especial y espero los disfrute. Luego fui al centro, se me hizo "babosear" un poco, pero mi dedo gordo y su uña recién desenterrada protestaron, así que me fui sin más a la TAPO.

Volví a mi hogar con una tranquilidad grande y la satisfacción de la meta cumplida. Ahora hay que seguir con los preparativos. No había publicado nada porque estaba con unos nervios terribles, con otras cosas en la cabeza y muy poca claridad. Ahora es diferente, ahora sólo tengo sueño. Hasta aquí la ida y vuelta de una ciudad que me encanta y donde, contra toda estadística, no me han asaltado (al menos seriamente)


2 comentarios:

  1. "Una mujer que roncaba como triturador de basura impidió que durmiera como hubiera querido..." jajajajajajaja.

    ME da mucho gusto que hayas obtenido la Visa sin contratiempos en un sólo día, se me antojaron unas tortas de tamal y un atolito.. jeje.

    Yo soy de del D.F y a veces me pierdo... pero eso de ir a "babosear" es genial.

    Es muy cierto lo que dices, Dios tiene caminos extraños... lo sabrás por mi blog :)

    Me da mucho gusto que estés de vuelta... creo que nos debemos un café.

    Saludos mi buen Coronel. Buen día.

    Un fuerte abrazo fraterno.

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  2. Maestro, al leer tu escrito he vivido un poco lo que contaste porque de aquella vez cuando la aventura de las adquisiciones, se me quedaron grabadas las imágenes y el fresco del DF. Soy testigo de tu furor. Qué aventura la tuya en tan poco tiempo.
    Gracias por tu bello y gran detalle maestro.

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