Escucho el rumor de la charla informal de los hombres que trabajan bajo el sol. Escribo al ritmo de la barreta que se entierra en las entrañas de lo que ha sido mi casa desde el '99. Hay un calor que poco a poco va subiendo y –en ocasiones– es soporífero. En medio de los bloqueos, la rutina que nos consume hasta el hastío y el deseo incomensurable de tener unos días de vacaciones, estamos de vuelta.
Los últimos días han sido bastante interesantes. Me he dado el tiempo de hacer lo que no hacía desde hace mucho: leer por placer, salir con amigos a tomar algún café, relajarme viendo una película en mi estudio… Consentirme, sí, porque a final de cuentas no hay una persona especial para compartir las aventuras. Ya me había cansado de no tener tiempo nunca para nada; así que me decidí a tomar unos minutos y aprovecharlos. Estoy revisitando la saga de Harry Potter. (Quizás para recordar lo que debo saber antes de ver la última película) Fiel a mi estilo, en semana y media he devorado tres y medio libros. Espero poder terminar el cuarto libro mañana mismo (si no hoy)
Salir con Erika, Diana y mi hermano Óscar siempre es especial. Hace unas semanas pudimos coincidir para tomar un café y comentar cómo nos ha ido yendo en esta vida. Cada uno pudo vaciar el corazón, mostrar las heridas y cicatrices que las batallas nos han puesto; pero sobre todo mirar al otro a los ojos y saber que no se está solo. Nada como la amistad para tiempos de prueba –como los que todos parecemos estar pasando ahora.
Ver películas que me ponen pilas respecto a mi estilo de enseñanza es siempre algo especial. Entre mis favoritas están "Freedom Writers", "Mona Lisa's Smile", "School of Rock", "Coach Carter", "Stand and deliver", "Meet the titans" y –por supuesto– "El Profe." Como hace poco puse una de ellas en mi clase de en la mañana, me dije "¿Por qué no vemos una nosotros, por nuestra cuenta?" Acabé viendo "Juno" con Óscar y Erika ayer. Un gran gusto porque estábamos celebrando el cumpleaños del primero.
Y así, entre la rutina que pronto se verá rota –al menos por un par de días– y la confusión que sigo teniendo en la cabeza. (Ya hablé con P. Marco) va transcurriendo mi vida agitada. Y usted, ¿cómo amaneció?
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