Padre Marco hizo una pregunta que hace años consideraba absurda... ¿Ser cura? –Porque esto de los Escolapios es un modo de vida. Después de todo no he encontrado una persona que sea mi compañera de vida, estoy lejos de eso (tal parece) y no he dejado de estar involucrado en las prácticas religiosas de mi catolicismo. Aún más importante: no olvido lo importante que fueron esos años en la Escuela Pía para mi vida personal, para mi crecimiento y para ser lo que soy ahora.
Cuando me fui al seminario contaba con 17 años y muy poca experiencia de la vida. Me parecía que todo era fundamental, definitivo, único... soñaba con vivir un ideal a cualquier costo. En ocasiones creo que me asusté al ver la primera factura. Sé que no llevé mi proceso vocacional como debió ser y que tampoco tuve la serenidad que requería al afrontar la primera crisis de verdad esencial en el juniorato. Tal vez habría sido mejor haber esperado un año para aclarar mi mente y ganar más madurez. Lo hecho, a fin de cuentas, hecho está y no podemos echar el tiempo atrás.
De ahí que la pregunta de Marco me haya herido en lo más hondo.
- ¿Cuántos años tienes?
- 26, padre.
- ¿Y ya te casaste?
- No, padre... no he encontrado a la compañera de mi vida.
- ¿Y qué piensas hacer de tu vida? ¿No has vuelto a pensar en ser cura?
- Sí, padre. Algunas veces...
- Mmm, eso hay que hablarlo.
El papá del padre falleció hace poco y no hemos podido hablar. La plática fue hace quince días. Hoy llegué tarde a misa y no fui a buscarlo... Hay preguntas que llegan cuando menos lo esperamos. Quiero platicar con él, pero no sé qué decir.
Como el Capitán Sparrow ante una brújula que gira sin parar...
... sí, a veces me pregunto más de lo que debería.
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