Casi después de un mes de no escribir y con el alma en un hilo, tengo que dejar por escrito todo el mundo que traigo dentro. Porque al llegar aquí supe que estaba en un exilio un poco idílico y un poco monstruoso; porque al saber que tengo que ver partir a mi familia siento un dolor intenso que trato de disimular con fortaleza y disfrutando mis últimos momentos con mis amigos; porque después de casi nueve meses de convivencia, alegrías y sinsabores, me voy con el corazón más ancho, lleno de un vigor que se me había ido perdiendo en el tiempo que me asenté en Oaxaca. Necesitaba salir, moverme, vivir en otro sitio. Ha sido preciso aislarme y perderme, para encontrarme como una persona renovada, capaz de hacer aquello a lo que nunca se atrevió, sabedor de sus límites nuevos y maravillado por ellos. El dolor es parte de un proceso que significa avanzar hacia algo que, otra vez, se difumina en lo desconocido de los días por venir. Así, el dolor se trastoca en una esperanza y una ilusión por el camino que queda por delante, sabiendo (o queriendo convencerme) que en esa senda estarán otra vez ellos, mis hermanos.
Además, después de tantas aventuras, me quedo con muchas sonrisas, con las canciones y las pequeñas cosas del día a día que hicieron de este lugar algo que valió la pena y que nos cambió la vida para siempre.
Y de pronto... ya no quiero escribir... así pasa... uno se arruga porque se hace un nudo en el alma y es mejor quedarse callado y procesarlo todo... es mejor el silencio que grita con una elocuencia que las palabras no pueden pronunciar.
Buenas noches.
----------
Hasta siempre
Aline
Camille
Clara
Belén
Mali
Lauren
Anum
Pablo
Inés
Miriam
Carlos
Yo sé que nos tenemos que encontrar... porque Dios así lo ha dispuesto ya.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario