18 noviembre 2011

Andante

Un paso más, tan sólo uno. El vértigo me viene de lo desconocido; eso siempre me ha puesto en guardia. Por momentos la llamada parece diáfana, como si no hubiera otra explicación para lo que soy. Luego, todo se va nublando con pensamientos y sentimientos que me llevan a cuestionarlo todo y volver a comenzar. A veces me descubro pensando en círculos, sin avanzar un ápice. Tengo que callar para que hables Tú. Pero es mi vida de lo que estamos hablando, ¿no debería ser un diálogo? ¡Negociando con Dios! Hay tanto que decir, tantas expectativas, sueños, ilusiones, planes, ideas y proyectos... un mundo: el mundo. Mis peros y mis noes se van disolviendo muy lento. Me convenzo con mil argumentos de lo mucho que debo descubrir en mi corazón, que aún estoy peregrino. Y ya dentro de mí Tu Espíritu hace mella. ¡Cómo cuesta, Señor! Me vas envolviendo sin que yo lo sepa. Has soñado conmigo, me dicen, pero no puedo adivinar tus sueños. Todo se vuelve un símbolo de aquellos que es muy claro bajo tu Luz. Hay que leer entre líneas, atisbar entre destellos y darles el sentido apropiado en medio de esta oscuridad. Mi débil fe no alcanza para esta vida en tinieblas y necesita tu Gracia. El precio por la luz es un abandono que siempre me ha costado. Me rebelo y me tienes paciencia. "Dios nos mira con ojos de misericordia."

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