Me tiene muy contento que la selección haya ganado hace unos días. Esperé para hacer el comentario, porque de otro modo habría sido simplemente una reacción en la euforia de la victoria. Después de unos días uno puede darse cuenta que el combinado francés no dio el ancho en la cancha: estaban cansados, descorazonados... no había realmente una pequeña chispa de esperanza en sus ojos. Al final, el equipo mexicano hizo su trabajo, se entregó en la cancha y nos dio muestra de lo mucho que se puede hacer si ponemos nuestro corazón en ello. A veces saldrá, a veces no: lo importante es que tenemos mucho porqué celebrar esta vez.
Decidí que no quería ver más noticieros por un tiempo. Las elecciones están a todo lo que dan y, por primera vez en mucho tiempo, debo decir que no me interesa en lo más mínimo quién gane o quien pierda. Después de un tiempo caí en la cuenta de que todo es un juego de intereses donde la dignidad, honestidad y decencia están en una subasta abierta al mejor postor. No hay duda que dentro de los partidos lo que menos interesa es el pueblo y lo que menos impera es la democracia. Así que iré este cuatro de julio y protestaré cívicamente: yo anularé mi voto. Simplemente nadie merece mi confianza.
Cuando tenga tiempo jugaré un futbolito o un basquetbolito. Extraño los días en que podía decir que sí al plan que fuera. Odio tener que pensar en "a qué hora entro a trabajar mañana" o "tengo que trabajar esta noche en esto o aquello" o "qué día cae, cuáles son los pendientes para ese día"... La vida no es un equilibrio y aunque admito que me divierto en mi chamba la mayor parte del tiempo, extraño la simplicidad de ser maestro. (que me parece simple en tanto entraña sólo aquello que me gusta, que hago con alegría y que vivo con felicidad)
Uno de estos días me sentaré a garabatear una respuesta para: "¿qué es ser maestro?"
Es curioso, pero a últimas fechas he observado que, fuera de Óscar (mi hermano) y Ade (mi coleguilla) no tengo amigos. Tengo cuates, como no... y lo más curioso es que la comunicación más constante es con los hermanos internacionales que conservo gracias a la maravilla loca esa llamada caralibro.
El curso de verano no anda... me siento un poco presionado porque no tenemos alumnos inscritos. El mayor error (creo) fue dar por sentado que todos pasaban, que todos se inscribían. La próxima semana hay que llamar gente, papás sobre todo; ver cómo va todo y esperar en Dios que provea. No me siento cómodo con esta situación -más aún, me perturba la impotencia ante no saber cómo hacer, cómo traer más personas al curso.
Y finalmente... jaja. La lluvia de la ciudad me ha traído demasiados recuerdos. Será que no tener con quién compartir toda la frescura, la brisa, la intención escondida tras cada gota que me llama con voz tenue... me agobia.
Querido Lector: ¿hay llovizna en tus cielos?
Nos jugamos un futbolito, ya viene la fiesta de Santiaguito y allá ponen esos increíbles futbolitos que solíamos jugar de niños creo yo chato :) Tu decisión de los noticieros me parece excelente, jaja. Hablando de México y ¡Cágala conejo!...
ResponderBorrarBueno, ya sabe el mundo lo que pienso del fut, y sabe el cielo lo que pienso de México y su gente en cada mundial, pero, sí, comienzan las primeras lloviznas y sí, también nos gano Argentina....
ResponderBorrarpd. Deberiamos hacer una tregua pro la libre expresión y volver al buen camino, ¿Qué te parece los lunes (como minimo) para ir reviviendo nuestros olvidados rincones?
Acepto la tregua y nos vemos el próximo Lunes, Lía.
ResponderBorrarLa fiesta de Santiaguito va a ser mortal