30 octubre 2007

Caedizo

Alguien dijo alguna vez las palabras que nadie pudo percibir porque estaba demasiado lejos para ser escuchado... habitaba la colina que se puebla de hojas antes que te enteres... cierra sus ojos y las estrellas alumbran su camino de vuelta a casa, cada noche, después de las dos.

El otoño se nos ha venido encima con fuerza, con color y nuevos olores llenan el ambiente; el paisaje cambia en una forma que no había visto antes. Sólo atisbos de cuanto fue, pequeñas pinceladas que resisten el amarillo, rojo, lila y café que se comen los distintos tonos de verde en las alturas. Abajo es otra historia. Las ardillas siguen corriendo por los prados, éstos siguen verdes, aunque un poco más ralos. Y yo puedo seguir viviendo con la ropa que traje desde casa. El viento me permite decir que me gusta este sitio, sin que llegue a fascinarme.

Sigo encerrado en mis extrañas hoquedades...
pero ya veo un fondo y eso es bueno.
Tú, mientras tanto, mira:



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