Por fin ya tengo una conexión doméstica a la red de redes. No es que me sea indispensable, pero sí la considero muy necesaria. Así podría hacer ciertas cosas que sinceramente antes no me sentía muy a gusto haciendo en un sitio de renta de computadoras con acceso a internet. Hay ciertas cosas que prefiero queden en lo privado, como son las fotografías que subiré pronto, o las cuentas de correo, o las entradas de mis blogs. No confío en esos lugares, simplemente ya no confío.
Costó algo de espera y paciencia, una paciencia que pronto llegó a su límite cuando no llegaron a la cita que habíamos acordado. Las personas que instalarían mi servicio no llegaron ayer. Hoy en la mañana hablé algo molesto a la oficina del proveedor para verificar si todo había salido de acuerdo a lo que me habían dicho. Resultó que me dieron una cita para mañana, pero un par de horas después hablaron a la casa para decirme que estaban en camino. ¿Quién los entiende? En fin, lo que importa realmente es que ya estoy conectado en la comodidad de mi hogar.
Así, pues... seguiremos informando.
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