nota del 16 de marzo
Te doy gracias, Señor, porque toda mi vida has permanecido cerca de mí y me has dado prueba de tu gran misericordia. No siempre he sido fiel a tu Amor, muchas veces ha podido más el miedo, el enojo, la displicencia o la pasión; y me han arrastrado por caminos sinuosos que al fin no me han hecho feliz. Lo sabes, mi Señor, conoces mi barro y lo que lo levanta, lo que lo hace tropezar y lo aleja de Ti. Aunque así es, Tú no cejas en tu empeño. Nunca has dejado de llamar y sólo Tú me puedes explicar. Yo quiero ser tuyo enteramente. Sólo en la entrega total de la vida, mi pequeña vida cobra sentido. Gracias por seguir llamándome y sostenerme en esta decisión.
Una imagen curiosa que me encontré por ahí, navegando...
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