No sé bien hace cuanto no publico algo que valga la pena para un lector que no sea yo mismo. Debo decir que en ocasiones ni siquiera me han satisfecho a mí las letras que han salido por esta ventana. Pero en fin... es lo que hay por ahora. Paso por una etapa sin que haya realmente una inspiración fundamental, así que por ahora me relajaré y dejaré que venga la musa.
Tengo dos o tres sueños por contar, uno de ellos involucra a una mujer ... una que no ha llegado, que dudo que llegue. Después de rumiarlo un poco, me di cuenta que mi bajo perfil o me llevará a mayores cosas, que después de todo uno no deja de ser lo que es, que uno no llega a ser lo que no es aunque para ello haya que darse alguno que otro zape. Aclaro: Una mujer me enseñó que ser quién no soy no me traerá ninguna alegría, al contrario. Por lo tanto, dejo fluir las cosas y -sorprendentemente- nada llega a las costas, nada que me llame poderosamente la atención y me saque de mi propia burbuja. Sí, soy muy exigente, lo sé... lo siento.
El otro involucra extender las alas, dejar que el viento me lleve y perderme. No veo toda mi vida en la tierra que me dio el ser... quiero estar y experimentar en otros sitios, pero sitios donde se pueda hablar mi lengua, sitios donde yo pueda entender las costumbres porque son cercanas a mí, porque puedo ser parte de ellas -a mi estilo- sin fingir. Me duele saber que no tengo más que dar aquí... mis habiliades sociales no son precisamente mi fortaleza.
El tercero tiene que ver con algo más guajiro... con algo menos aterrizado. Un sueño que no se puede expresar con palabras... un sueño que se pierde en mi infancia, más allá talvez. No lo sé. Me siento confundido al tratar de entender o expresarlo. Es un sueño que me tiene inquieto aquí, que no me deja en paz... que volvió hace poco cuando encontré a Balmori, que me deja siempre con la duda, con el gusano, con la pregunta más crucial: la que no se responde jamás.
Los tres sueños me llevan en realidad a sentarme serio y desear desenmarañar esta urdimbre de sentimientos, pensamientos y emociones. Estoy hecho tan lío como el resto de los seres humanos que me circundan. ¿Cuál es mi misión en esta vida? Es la pregunta que queda sin respuesta, escurridiza y fantasmagórica (quiero un cigarrillo)
Y tú, ¿cómo estás? ¿en qué -o quién- piensas cuando estás a punto de cerrar tus ojos para dormir? Porque yo te sigo pensando... me resultas inevitable. ¡Necedad!
Tengo dos o tres sueños por contar, uno de ellos involucra a una mujer ... una que no ha llegado, que dudo que llegue. Después de rumiarlo un poco, me di cuenta que mi bajo perfil o me llevará a mayores cosas, que después de todo uno no deja de ser lo que es, que uno no llega a ser lo que no es aunque para ello haya que darse alguno que otro zape. Aclaro: Una mujer me enseñó que ser quién no soy no me traerá ninguna alegría, al contrario. Por lo tanto, dejo fluir las cosas y -sorprendentemente- nada llega a las costas, nada que me llame poderosamente la atención y me saque de mi propia burbuja. Sí, soy muy exigente, lo sé... lo siento.
El otro involucra extender las alas, dejar que el viento me lleve y perderme. No veo toda mi vida en la tierra que me dio el ser... quiero estar y experimentar en otros sitios, pero sitios donde se pueda hablar mi lengua, sitios donde yo pueda entender las costumbres porque son cercanas a mí, porque puedo ser parte de ellas -a mi estilo- sin fingir. Me duele saber que no tengo más que dar aquí... mis habiliades sociales no son precisamente mi fortaleza.
El tercero tiene que ver con algo más guajiro... con algo menos aterrizado. Un sueño que no se puede expresar con palabras... un sueño que se pierde en mi infancia, más allá talvez. No lo sé. Me siento confundido al tratar de entender o expresarlo. Es un sueño que me tiene inquieto aquí, que no me deja en paz... que volvió hace poco cuando encontré a Balmori, que me deja siempre con la duda, con el gusano, con la pregunta más crucial: la que no se responde jamás.
Los tres sueños me llevan en realidad a sentarme serio y desear desenmarañar esta urdimbre de sentimientos, pensamientos y emociones. Estoy hecho tan lío como el resto de los seres humanos que me circundan. ¿Cuál es mi misión en esta vida? Es la pregunta que queda sin respuesta, escurridiza y fantasmagórica (quiero un cigarrillo)
Y tú, ¿cómo estás? ¿en qué -o quién- piensas cuando estás a punto de cerrar tus ojos para dormir? Porque yo te sigo pensando... me resultas inevitable. ¡Necedad!
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