Diciembre 2007
Hay mucho por contar y no sé exactamente por donde comenzar. Esa frase de “empezar por el principio” sólo aplica cuando uno conoce el inicio de los sucesos... yo no creo conocerlo realmente. En fin, de cualquier modo: Estoy en México.
Ya he vuelto a ver a mi madre, estar con ella, con mi hermana, estar juntos y sabernos unidos ha sido una bendición para todos. Claro que aún me falta enfrentar muchos monstruos, saber que mi padre está en otro plano no será lo mismo que ir a Miahuatlán y ver, oler, sentir la casa sin él. Dios proveerá.
Mis amigos me recibieron con una gran estupefacción. Pobres, creo que a ellos debí decirles de mi venida. Tal vez comprendí un poco ahora la emoción del Maestro al volver y estar con los suyos. Ja, ja. Era justo después de haber vivido tantos cenáculos y Getsemaní a lo largo de mi historia pequeña. Pasé un tiempo con ellos. Falta pasar un trago más.
La burbuja de la distancia se ha roto. Las personas con quienes me he encontrado han tratado de evitar el tema, a fin de cuentas ellos perciben el dolor que para mí es lejano. Con todo, es agradable saber de su consideración. Claro, no he de ser yo quien lo ponga sobre la mesa. Además, mi padre está en el sitio donde había querido estar siempre. Lo demás son complementos, jirones de nube que nos distraen de las verdaderas estrellas y su importancia en nuestras vidas.
A mi madre le hace falta llorar, me dijo hoy. Tengo que decir que sí, que reprimí mucho de mi llanto estando allá en Kalamazoo. Ir a Miahuatlán será (en parte) una experiencia liberadora para ambos. Ojalá podamos llorar como debemos, como necesitamos. Quiero estar con mi familia en este tiempo, no tengo un mejor lugar para estar, de hecho cualquier otra opción palideció de inmediato al compararse con Oaxaca. Debemos evolucionar aquí, abrir las alas y seguir desde aquí, el Alfa y Omega.
Al venir aquí, estaba inseguro de si volver o no a Kalamazoo... hace poco comprendí que en realidad la vida sigue, que las oportunidades se presentan para que uno decida qué hacer. Después de un tiempo aquí debo volver, no porque alguien me lo haya dicho o porque quiera huir de Oaxaca, o porque no tengo ganas de repetir la misma historia que viví hace tiempo: no. Tengo que ir y construir mi propia leyenda, tal y como él me lo mostró, como lo admiré y como (al final de los tiempos) todos estamos destinados a hacer.
==== poq ====
Después de un tiempo de estar aquí, después de ver y hablar con quienes considero importantes en mi vida, después de soñar despierto con elementos que tal vez no volverán, con ideas que no cuajarán a la larga pero que vale la pena disfrutar mientras se tienen y ya. Después... ahora.
Mis amigos del coro son muy buenos... no es el mismo coro que dejé y, sin embargo, tiene los mismos nombres. Hay cosas que han cambiado y personas que han marchado. Con todo y todo, estoy seguro de que son amigos muy queridos en mi corazón. Los cambios representan evoluciones en la mayoría de los casos, aunque existen también nuevos vicios. Las cosas van bien, con todo y todo, según puedo apreciar.
MIs amigas de la escuela parecen seguir igual. Me he dado cuenta cuánto he perdido al no estar a su lado: experiencias, anécdotas, cambios y sueños. He ganado mucho al estar en Kalamazoo. Los costos de esa ganancia son otra cosa. (Soné a mis queridas Belén y Mali)
Había pensado que quizás tenga ganas de no quedarme aquí en Oaxaca... que quiera seguir buscando sitios donde trabajar y estudiar, sitios para seguir expandiendo mis alas. No es que no quiera esta ciudad, es más bien que parezco comprender que tal vez, sólo tal vez, el mundo pueda ser un hogar para mí, no importa el lugar preciso donde me encuentre. Mi meta al ir a Kalamazoo era esa, a fin de cuentas.
Extraño mucho a mis compañeros y amigos de aventura. Algunos me han escrito, otros estoy seguro de que ni siquiera me recuerdan. Ninguna de las dos circunstancias me cambia el ánimo. Acaso la primera me eleva el corazón. Espero en verdad que los lazos no se rompan después de que termine este año. Ojalá...
En cuanto a mi familia, sé que mi madre podrá con estos seis meses. He establecido un acuerdo con ella: volveré y estaré en alerta por si ella me necesitara, para volver. No hay más, no puedo cumplir con dos amos a la vez, pero sé que mi leyenda personal está por encima de todo. Ella lo sabe también. No estoy seguro de poder confiar en mi hermana, en tanto que ella ha demostrado una ligera inclinación para estar con su suegra más que con mi madre, no se decide, ni nada... no la culpo, pero ya tampoco la considero.
Las cosas están dichas.
A pocas horas de irme a Kalamazoo, mientras espero a una amiga, escribo estas líneas. La experiencia se puede resumir en una palabra: encuentro. El tiempo que he pasado aquí ha sido una bendición, una dicha. Pude reencontrarme con algunos a quienes consideré perdidos, atisbar una posible salida para ciertos problemas (y saber que no todo está en mis manos) confirmar que mi madre está hecha de una madera muy especial, que las tormentas no la arrancarán, sino sólo probarán lo fuerte que es. Ojalá que mi madre sepa la fuerza interna que tiene en su corazón, sepa qu cuenta con sus hijos y que, mal que bien, ella es su mejor aliada. Pensé encontrarme con la muerte de mi padre, y lo palpé vivo en quienes estuvieron con él en sus últimos días, en quienes volvieron después del tiempo, en quienes llegaron a tiempo, los que nos retrasamos y los que supimos que seguiría vivo. Así fue.
Ir a Miahuatlán y darme cuenta de la tumba no fue tan doloroso como lo imaginé, no me destrozó, no se derrumbó ninguna columna. Sí, fue difícil ir y enfrentarlo, pero encontré que detrás de la lápida, la cruz y el nombre de mi padre, no había más. Él me esperaba por la noche para decirme que estamos juntos, que él no se va, que sigue presente mientras esa semilla que sembró siga dando frutos. Hoy más que nunca estoy orgulloso del padre que Dios me dio.
Así estoy: tranquilo, ansioso por volver, ilusionado por el horizonte, viviendo y disfrutando todo esto que llamamos vida, seguro y confiado en la fortaleza de mi madre, esperanzado en mi hermana y mi sobrina, preocupado porque mi misión se revele. Dios proveerá.
HOLA MONSTRUO..
ResponderBorrarME HUBIERA GUSTADO ESTAR EN OAXACA PARA PODER SALUDARTE... LÁSTIMA... A VER EN QUE VACACIONES.. CUANDO YA ESTES EN MÉXICO.. OBVIO.. VIENES A AGUASCALIENTES... PORQUE TENGO MUCHAS GANAS DE PLATICAR CON MI MONSTRUO PREFERIDO... BESOS