Este final de semestre está como patas para arriba, ¿saben? De repente como que me da el patatus, ya sólo me falta un año para terminar. ¡Qué emoción! Y con todo y eso, los nervios, las prisas de querer estar de vacaciones, los exámenes ordinarios, en fin.
Prometí que les escribiría sobre mi fin de semana. Pues bien, todo comenzó desde que me enteré que mi cuate Gera iba a tocar en Fandango con su banda. La vez anterior no había podido ir, esta vez sí quería estar ahí por lo menos un ratito... yo no soy mucho de "antrear" o cosas así. Me dije: "mí mismo, iremos el sábado". Pero mi fin de semana empezó desde el viernes.
Mis padres habían ido a cobrar su pensión a Miahuatlán. Yo tuve un curso de comunicación y autoestima muy interesante en el campus Burgoa por esos días. El viernes llegué a casa después del curso, eran alrededor de las 2 y media de la tarde. No comí. Capturé como pude los cantos marianos que cantaríamos en la noche, imprimí una hoja y salí lo más rápido que pude para llegar a tiempo al ensayo. Saqué unas fotocopias de camino.
En el ensayo me aguardaba una sorpresa feliz. Un pastel de chocolate con una fresa gigantesca en el centro estaba reservado para mí. Los chicos me cantaron las mañanitas, partimos el pastel y bebimos un poquito de cherris feliz. Luego, a ensayar porque el tiempo apremiaba. Ensayamos los cantos lo mejor que pudimos, algunos gustaron, otros no tanto. Llegó Gera y se unió como pudo al ensayo... lo sentí ajeno, él se sintió ajeno. Fue muy extraño.
Rezamos en casa de la tía de Columba. Erika se aventó la organizada del rosario feliz, cada uno rezó un misterio y todo caminó bien. Nos atoramos en un canto o dos... pero nada fuera del otro mundo. Nos grabaron y me sentí observado, no fue muy agradable sinceramente. Los tamales estuvieron buenos, pero el atole me dejó muy satisfecho. Después del rezo, cada uno se fue a su casa, como niño bueno.
Sábado me puse a arreglar todo el botadero que tenía en casa. Mi cuarto era una jaula patas arriba, así que acomodé, sacudí, barrí y limpié... o al menos hice un intento. El patio estaba lleno de tiliches por mi proyecto final de Diseño de Materiales: un franelógrafo. Hice un pizarrón de trapo, en vez de la tabla verde, lleva franela. Construí asímismo un tripié para sostenerlo. Total que luego me fui a la cocina y el comedor, que también necesitaban una manita de león (ya no de gato) Para cuando terminé eran cerca de las tres y cuarto, tenía hambre y no había mucho de dónde escoger. No recuerdo lo que comí, pero sé que estuvo bueno porque me quedé un rato más de lo que debí.
Tenía que ir a la casa de los Verbitas. Llegué a las cinco, una hora tarde. Nos explicaron algo sobre la Santísima Trinidad y analizamos una imagen que me gustó mucho. A los muchachos les gustó también y la utilizamos para nuestro periódico mural. El Padre, arrodillado en su pierna izquierda, sostiene al hombre mientras inclina su cabeza y lo besa. El Hijo sostiene sus piernas desde abajo, postrado en actitud de servicio y besa sus pies. La llama que forma una paloma, el Espíritu Santo, apunta hacia el corazón del hombre.
Cuando salimos de la casa de los Verbitas ya era de noche. Fuimos a cenar a casa de Oscar. Unos huevos con jamón, un poco de salsa, tortillitas. Después de cenar encaminamos a todo el mundo, o sea Erika, Adriana, Arturo y Cristian, para que tomaran su rumbo. Volvimos Oscar y yo a su casa, nos subimos a la camioneta y nos parapetamos en mi casa, esperando el tiempo para ir por Gera a Fandango. Mientras tanto, degustamos de una sabrosa charla acompañada de un café que, sin estar delicioso, hizo veces de un buen compañero.
Llegamos a Fandango y nos tocó escuchar la última parte de la presentación de Sobredosis (la banda de Gera) Cuando terminó el "show" nos subimos a la camioneta y fuimos a dejar a los "geritas" a sus respectivas madrigueras. Volvimos a casa, nos echamos una frugal cena y charlamos un poco sobre el retiro que estamos proyectando hacer para JME.
Nos fuimos a dormir. Cuando despertamos era porque teníamos que ir al Tule. Sembraríamos arbolitos en el terreno de la mamá de Mitzy. Sin comentarios. Baste decir que la fuerza jedi se impuso, le ganamos al papá de Mitzy. Almorzamos suficiente (aunque no muy sustancioso por la desvelada) y volvimos a tiempo para hacer el periódico mural, que ya sólo necesitaba unas cuantas cosillas.
Así que el domingo y el sábado se conectaron horriblemente. Al regresar de misa de 12 me dormí. Desperté a tiempo para llegar a media procesión de entrada en la Soledad. Luego de la misa de 7 agarré mi franelógrafo -ahí pusimos el periódico mural- y volví a casa en un taxi. Estaba realmente agotado.
El lunes tuve que presentarme a las 8 de la mañana. Ja. Hice lo mejor que pude.
Mis padres habían ido a cobrar su pensión a Miahuatlán. Yo tuve un curso de comunicación y autoestima muy interesante en el campus Burgoa por esos días. El viernes llegué a casa después del curso, eran alrededor de las 2 y media de la tarde. No comí. Capturé como pude los cantos marianos que cantaríamos en la noche, imprimí una hoja y salí lo más rápido que pude para llegar a tiempo al ensayo. Saqué unas fotocopias de camino.
En el ensayo me aguardaba una sorpresa feliz. Un pastel de chocolate con una fresa gigantesca en el centro estaba reservado para mí. Los chicos me cantaron las mañanitas, partimos el pastel y bebimos un poquito de cherris feliz. Luego, a ensayar porque el tiempo apremiaba. Ensayamos los cantos lo mejor que pudimos, algunos gustaron, otros no tanto. Llegó Gera y se unió como pudo al ensayo... lo sentí ajeno, él se sintió ajeno. Fue muy extraño.
Rezamos en casa de la tía de Columba. Erika se aventó la organizada del rosario feliz, cada uno rezó un misterio y todo caminó bien. Nos atoramos en un canto o dos... pero nada fuera del otro mundo. Nos grabaron y me sentí observado, no fue muy agradable sinceramente. Los tamales estuvieron buenos, pero el atole me dejó muy satisfecho. Después del rezo, cada uno se fue a su casa, como niño bueno.
Sábado me puse a arreglar todo el botadero que tenía en casa. Mi cuarto era una jaula patas arriba, así que acomodé, sacudí, barrí y limpié... o al menos hice un intento. El patio estaba lleno de tiliches por mi proyecto final de Diseño de Materiales: un franelógrafo. Hice un pizarrón de trapo, en vez de la tabla verde, lleva franela. Construí asímismo un tripié para sostenerlo. Total que luego me fui a la cocina y el comedor, que también necesitaban una manita de león (ya no de gato) Para cuando terminé eran cerca de las tres y cuarto, tenía hambre y no había mucho de dónde escoger. No recuerdo lo que comí, pero sé que estuvo bueno porque me quedé un rato más de lo que debí.
Tenía que ir a la casa de los Verbitas. Llegué a las cinco, una hora tarde. Nos explicaron algo sobre la Santísima Trinidad y analizamos una imagen que me gustó mucho. A los muchachos les gustó también y la utilizamos para nuestro periódico mural. El Padre, arrodillado en su pierna izquierda, sostiene al hombre mientras inclina su cabeza y lo besa. El Hijo sostiene sus piernas desde abajo, postrado en actitud de servicio y besa sus pies. La llama que forma una paloma, el Espíritu Santo, apunta hacia el corazón del hombre.
Cuando salimos de la casa de los Verbitas ya era de noche. Fuimos a cenar a casa de Oscar. Unos huevos con jamón, un poco de salsa, tortillitas. Después de cenar encaminamos a todo el mundo, o sea Erika, Adriana, Arturo y Cristian, para que tomaran su rumbo. Volvimos Oscar y yo a su casa, nos subimos a la camioneta y nos parapetamos en mi casa, esperando el tiempo para ir por Gera a Fandango. Mientras tanto, degustamos de una sabrosa charla acompañada de un café que, sin estar delicioso, hizo veces de un buen compañero.
Llegamos a Fandango y nos tocó escuchar la última parte de la presentación de Sobredosis (la banda de Gera) Cuando terminó el "show" nos subimos a la camioneta y fuimos a dejar a los "geritas" a sus respectivas madrigueras. Volvimos a casa, nos echamos una frugal cena y charlamos un poco sobre el retiro que estamos proyectando hacer para JME.
Nos fuimos a dormir. Cuando despertamos era porque teníamos que ir al Tule. Sembraríamos arbolitos en el terreno de la mamá de Mitzy. Sin comentarios. Baste decir que la fuerza jedi se impuso, le ganamos al papá de Mitzy. Almorzamos suficiente (aunque no muy sustancioso por la desvelada) y volvimos a tiempo para hacer el periódico mural, que ya sólo necesitaba unas cuantas cosillas.
Así que el domingo y el sábado se conectaron horriblemente. Al regresar de misa de 12 me dormí. Desperté a tiempo para llegar a media procesión de entrada en la Soledad. Luego de la misa de 7 agarré mi franelógrafo -ahí pusimos el periódico mural- y volví a casa en un taxi. Estaba realmente agotado.
El lunes tuve que presentarme a las 8 de la mañana. Ja. Hice lo mejor que pude.
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