Tengo pocas cosas para decir últimamente, será por eso que no he escrito mucho. Una amiga dijo en su blog que este espacio era personal, que uno escribía cuando quería... pero a mí me parece que hay algo también de exhibicionismo en todo este asunto de los blogs. Como quiera que sea, no hay mucho para mostrar.
Se acabó el semestre, logré mi objetivo y hasta lo superé. Tengo una beca para estudiar en Kalamazoo el año que entra, los trámites ya están en curso. Los compañeros reconocen que esa beca me la merezco, que no hay quién pueda refutar la decisión. El coro se organiza prácticamente solo y el retiro va caminando bastante bien. Además, tengo la satisfacción de que el trabajo que me tiene en Siberia ya está tomando forma y veo una luz al final del túnel. Y sin embargo, hay un hueco aquí adentro. ¿tu sai?
En este momento está una fiesta afuera de donde escribo, es la clausura de la semana del estudiante y todo eso... a mí no me importa tanto, de por sí no me ha importado tanto. Y con todo y la fiesta y tanta cosa bonita, no hay un ánimo festivo dentro de mí. No entiendo completamente qué está pasando.
Tengo que saber qué pasa, aunque lo más probable es que lo descubra sólo cuando haya terminado esta etapa, cuando ya esté en EE UU y cuando el tiempo y la distancia hagan todo más evidente. Mientras tanto, yo sigo sin entenderme: ¡Qué novedad!
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