22 julio 2012

¿cómo que te vas?


Después de un año de proceso y discernimiento, de ver mi propia historia, lo que Dios ha hecho conmigo en estos años sobre todo, de reconocer que a pesar de lo que había -he- conseguido no estoy del todo satisfecho.. Siento como si mi corazón me pidiera algo más, algo que sé que no podría encontrar en una vida laical; una llamada que no puedo explicar del todo porque ni yo mismo alcanzo a comprender ni el cómo, ni muchos porqués que aún me quedan en el tintero... pero también comprendí en este año que muchas de esas interrogantes quedarán pendientes para mi abrazo definitivo con el Padre allá en el cielo -cuando me toque llegar- Así que, habiendo sentido este llamado con más fuerza, con más urgencia si se pudiera decir la palabra, he decidido aceptar la invitación, cambiar mi vida y regresar a un sueño que ha ido cambiando de color a lo largo de mi proceso.

Al principio pensé que todo era una ilusión, que tal vez era una búsqueda de sentar cabeza y voltear a ver a una ex de quien estuve tan enamorado pero luego abandoné... Luego me figuré que estaba en busca de una seguridad que sólo una institución me puede ofrecer... pues no dejarían que me muriera de hambre, ¿no?... Después me imaginé que era la crisis de antes de los 30 donde quieres independencia... Y al final, después de darle vueltas y más vueltas, me di cuenta de que hay gente que nace para dar la vida así nomás... como a cambio de nada, que le llena estar "metido" en esto porque es el camino que Dios ha delineado para su realización personal, es feliz porque va haciendo la voluntad del Padre en su propio caminar...

Yo me he tropezado innumerables ocasiones. No soy un santo y tú conoces algunos de mis lados oscuros y momentos no tan halagüeños como persona. Yo mismo dije alguna vez hace algunos años que ni de broma volvería a un seminario, que lo que había visto me había defraudado enormemente... ¿sabes lo que vi? Me vi a mí mismo... me miré defraudándome, rompiendo con el sueño de color rosa que algún día me formé; no soporté mi propia traición y preferí irme de allí para buscar ser feliz -rosa- en otro lado.

Al cabo del tiempo, mi propia oscuridad ha sido redimida. Aún sigue ahí, es decir, me sigo equivocando, meto la pata cuando parece que más cerca estoy de alcanzar un vínculo con Dios (el Absoluto...) Hasta hoy comprendí que mi llamado nace del Amor, no de mi empeño. Aceptar mis oscuridades es una cosa, aceptar que Dios trabaja a través de ellas, es otra. Me ha costado mucho aceptar que después de todo sí quiero, sí es mi sueño, sí he venido al mundo para servir desde esa trinchera específica... no porque yo sea de un modo u otro, porque aporte habilidades maravillosas o porque mucha gente pueda opinar que está bien que me vaya, mucho menos porque me esté buscando a mí mismo...

Me voy porque Alguien me está esperando para seguir mostrándome sus caminos. Nunca ha dejado de hacerlo y por ello ha llegado la hora de volver a México con los Escolapios. Todo por seguir a Quien me ha llamado. ¿cómo estoy seguro de la llamada? ¡No lo estoy! Al menos no del modo empírico de evidencias irrefutables... la Fe basta cuando los Sentidos no comprenden todo del todo. (Estoy aprendiendo cómo se hace eso, te juro que es la parte que más ruido me hace, pero la que más ilusión me causa) 

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