A medio ensayo sonó el celular... un mensaje de la querida Dora: los chicos se reunirían en la tarde y estaba invitado (o algo parecido) Dadas las circunstancias apuramos un poco el ensayo. Al salir de La Soledad, la lluvia se soltó; no era un chaparrón ni un diluvio, pero mojaba de cualquier forma. Llegué a Santo Domingo lo más seco que pude.
Los vampiros nos reunimos de a poquito, con algunos retrasos, pero todos llegamos al fin y al cabo. Ami (una amiguita de Alaska que estudia en Kzoo) Ita, Dora, Oscar y yo nos encontrábamos a gusto charlando bajo la pertinaz llovizna que empapaba nuestras cabezas, cuando a alguien se le ocurrió la brillante idea de movernos de ahí.
Caminamos hasta el mercado 20 de noviembre. Ahí nos tomamos un chocolate, que por cierto fue la atinada opción para el clima que hacía. Yo preferí un café y esperaba un café de olla.. lamentablemente no era lo que esperaba, pero no me quejé pues no tenía el menor caso. Ja, ja.
Que si los recuerdos, referencias de personas con quienes trabajaron en su momento, consejillos prácticos y advertencias de lobo-que-sabe-el-camino; el momento fue agradable. El único problema es que no me llevé mis gotas, así que mi ojo comenzó a protestar un poco... mal negocio pero en fin. Qué se le va a hacer.
Una foto, cortesía de la amiga Dora.
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